La Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) está desarrollando un nuevo instrumento electroquímico, único en España, para medir el potencial oxidativo de las partículas en suspensión y evaluar de forma más precisa el impacto real de la contaminación del aire en la salud humana.
El proyecto, liderado por la profesora María Teresa Baeza, se enmarca en la iniciativa nacional "Un nuevo instrumento electroquímico en línea para medir las especies de oxígeno reactivo unidas a partículas en el aire interior y exterior" (referencia PID2022-139724OB-100), financiada por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (MCIU), la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER, UE).
El potencial oxidativo se considera hoy un indicador clave para comprender la toxicidad de las partículas. A diferencia de los sistemas tradicionales que miden únicamente la concentración o el tamaño, este parámetro evalúa su capacidad para generar especies reactivas de oxígeno en el organismo, responsables del estrés oxidativo asociado a enfermedades respiratorias, cardiovasculares y otros problemas graves de salud.
"El tamaño de la partícula es importante, pero su composición también lo es", ha explicado la profesora Baeza. "El potencial oxidativo permite integrar ambos factores y ofrece una medida más realista de la peligrosidad de las partículas para la salud".
La relevancia de esta investigación se ve reforzada por la nueva normativa europea sobre calidad del aire, que establece límites más estrictos para contaminantes como las partículas PM2.5 y PM10, el dióxido de nitrógeno o el dióxido de azufre. La directiva incorpora parámetros más directamente relacionados con los efectos en la salud, como el potencial oxidativo, y fija como horizonte el objetivo de "contaminación cero" para el año 2050.
La investigadora de la UCLM considera que la nueva directiva representa "un paso muy importante hacia un aire más limpio" y permitirá que ya en 2030 se aprecie una mejora significativa en la calidad del aire en Europa, contribuyendo a reducir las muertes prematuras y las enfermedades asociadas a la contaminación.
El instrumento en desarrollo, al ofrecer datos en tiempo real sobre la toxicidad de las partículas, podrá convertirse en una herramienta clave para investigadores, responsables políticos y administraciones públicas, mejorando la evaluación del riesgo y la toma de decisiones en materia de calidad del aire.


































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