La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha recomendado el uso de tarjetas de pago virtuales como medida eficaz para prevenir fraudes financieros. Estos sistemas ofrecen una doble protección: la seguridad inherente a los datos bancarios y la vinculación al dispositivo móvil asociado, lo que añade una barrera tecnológica adicional.
La OCU subraya que, al perder el móvil, la tarjeta virtual no puede extraviarse ni sustraerse físicamente, reduciendo significativamente el riesgo de fraude. Para utilizarla, un potencial atacante necesitaría sortear dos obstáculos: desbloquear el teléfono (mediante huella, reconocimiento facial o contraseña) y, en función del contexto y monto de la compra, autenticar la operación mediante el banco.
Algunas entidades permiten múltiples tarjetas virtuales vinculadas a una misma cuenta, lo que posibilita asignar usos diferenciados. Los usuarios pueden reservar la principal para compras habituales o retiradas de efectivo, y emplear las secundarias para operaciones como suscripciones, pudiendo bloquear selectivamente alguna manteniendo las demás operativas.
El nivel de seguridad se eleva aún más con las tarjetas de un solo uso o desechables, que quedan automáticamente inutilizadas tras su utilización, frustrando cualquier intento de clonación. Esta opción resulta especialmente útil en comercios online que inspiren poca confianza.
Además, las tarjetas virtuales suponen un ahorro económico respecto a las físicas, ya que muchas son gratuitas. Algunas incluso permiten retirar dinero sin comisiones varias veces al mes en cualquier cajero, como verificó la OCU en su último estudio comparativo de tarjetas de débito virtuales. El único coste asociado sería el envío de la versión física de plástico, necesaria en contextos como alquiler de vehículos, reservas hoteleras que requieran fianzas, o cajeros sin tecnología NFC.
La OCU mantiene abierta su campaña contra el phishing, recordando que, aunque la ley establece que los pagos no autorizados no deben repercutir en el consumidor, algunas entidades aún ignoran esta normativa culpabilizando al usuario por negligencia.


































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