Bajo la actual población de Alhambra, se encuentra uno de los yacimientos romanos de época republicana más relevantes de la provincia de Ciudad Real y de Castilla-La Mancha. Esta localidad ocupa el solar de un antiguo enclave erigido sobre un cerro testigo de roca calco-arenisca, cuya elevación (860,00 mts. n.m.) y extensión (4 Has.) le permite controlar un amplio territorio a su alrededor y cuyas referencias visuales superan los 40 kmts.
La geomorfología y disposición amesetada del cerro de areniscas rojas en el que se levanta hoy Alhambra, permitió el asentamiento humano desde la Edad del Bronce, convirtiéndose en un importante oppidum en época ibérica que fue intervenido por Roma en el proceso de conquista de la Península entre los años 198-156 a.C.
Precisamente la llegada de Roma a Laminium no será fruto de la casualidad, sino del interés de la metrópoli en reorganizar las estratégicas actividades extractivas de plata, plomo y cinabrio de la Oretania, por lo que la riqueza minera del ager laminitanus (Plin. N.h. III, 6) pudo jugar un papel decisivo en la explotación de la piedra de arenisca para afilar, tal y como mencionaría Plinio en su referencia a las lascotes laminitae ex Hispania citeriore (N.h. XXXVI, 165). Piedras que son tan necesarias para el afiliado con saliba de los instrumentos agrícolas, domésticos y armamentísticos.
Este recurso no quedaría ausente del interés de Roma, como tampoco pasó desapercibida su posición estratégica en la viaria indígena, pues el oppidum de los laminitanii se hallaría en plena sintonía político-administrativa y comercial con otros importantes oppida de la Oretania septentrional como Libisosa (Lezuza), Mentesa Oretana (Villanueva de la Fuente), Cerro del Castillo (Alcubillas), Cerro de las Cabezas (Valdepeñas), y a más larga distancia y como capital de la Oretania Oretum Germanorum (Granátula de Calatrava).
Las acciones militares romanas en la Meseta sur y más concretamente las desarrolladas en la Carpetania y la Oretania por los pretores romanos, tuvieron su momento álgido entre los años 193-179 a.C., cuando las fronteras y principales ciudades indígenas de estas regiones de la Citerior (actuales provincias de Ciudad Real y Toledo) quedaron sometidas militarmente. Estos poblados de mayor o menor tamaño pero con entidad de oppidum, fueron reducidos en apenas 15 años de operaciones militares contínuas, produciéndose en la mayoría de los casos la deductio (rendición incondicional), un aspecto jurídico imprescindible para la inclusión de estos enclaves en la condición jurídica de oppida stipendiarii. En efecto, muy probablemente bajo la acción definitiva de los pretores Tiberio Sempronio Graco y L. Postumo Albino, el oppidum de Laminium tal y como nos lo hace mencionar Plinio, quedaría sometido e integrado en la nómina de los veinticinco populi que pasaron a la condición de estipendiarios y para el caso que se menciona, se trata de un gravamen que en el tiempo de Plinio (N. h. III, 25) pertenecerían al conventus Carthaginiensis. Un gravamen que en origen tendría un significado peyorativo que marca al oppidum como vencido y en condición jurídica inferior que al de otras comunidades federadas y/o aliadas de Roma.
Por las palabras de Plinio el Viejo, conocemos también la existencia del pago de stipendium que en origen y para el momento de la rendición de Laminio, era una exacción para el sostenimiento de las tropas allí acantonadas y que más adelante evolucionaría en pago de tasas en moneda y/o producto.
Poco conocemos sobre la naturaleza de estas operaciones militares que condujeron al oppidum de Laminio a la rendición incondicional (dedictio in fidem), no obstante es obvio que este importante poblado oretano precisó de algo más que palabras para su capitulación. A todas luces el poder coercitivo romano sobre los laminitanos se manifestó en la superior fuerza y preparación del cuerpo de legionarios, cuya presencia se hizo inequívoca en Laminio al objeto de forzar su rendición y mantener en él, el nuevo orden que suponía la República. Las particularidades de este episodio concreto nos son aún hoy poco conocidas, no obstante, las investigaciones arqueológicas que desde el año 2015 se están produciendo en el núcleo poblacional de Alhambra, aportan nuevos datos que posibilitan iniciar la interpretación y reconstrucción de los momentos finales de libertad del oppidum y habitantes de Laminio, y su inclusión prematura -como otras comunidades oretanas- en la maquinaria militar de la primera potencia del Mediterráneo, Roma.
La Arqueología se ha revelado en Laminium como una fuente de información muy eficaz, que posibilita aportar algo de luz a siglos de republicanismo de las mismas fuentes y citas por parte de eruditos, investigadores y científicos. Así de taxativos nos mostramos quienes desde esta Ciencia auxiliar de la Historia nos adentramos en el avispero de la Arqueología de gestión laminitana, al objeto de salvar algo de información de sus amenazados contextos.
Para el caso que nos ocupa, el estudio de la cultura material romana hallada en el denominado Sector A (Acrópolis) de Laminium, como los propios de los contextos de los vertederos localizados como el del Sector M, posibilitan la reconstrucción de parte del utilitario militar y doméstico que el legionario romano usó de continuo durante su estancia en el enclave.
En el momento preciso de la rendición, el ejercito, tomaría rápidamente posiciones sobre los puntos estratégicos del poblado de Laminio, procediendo a desarmar a los guerreros laminitanos, desposeyéndolos de su capacidad de organización para el ataque mediante la ejecución de sus mandos, y/o la reducción a esclavitud de parte o de todo el continente de defensa del oppidum.
Los encargados de estas operaciones era el cuerpo de legionarios que junto a su armamento además llevaban consigo un servicio de útiles (instrumenta) necesarios para su sostenimiento en marcha, campaña y/o estanciamiento.
En el caso laminitano se han podido hallar elementos en contexto, que apuntan a la dirección sobre la existencia de un establecimiento militar más o menos permanente, que desde el momento de la rendición del poblado hasta su inserción como municipium Flavium laminitanum, se localizaría en la zona que conocemos en la actualidad como El Calvario.
En el transcurso de las excavaciones arqueológicas de urgencia que OPPIDA realizó en el solar de Calvario, 6, pudieron ser documentadas una serie de niveles que tenían su origen en el Ibérico Pleno y cuyo momento de amortización pudo fijarse en el Ibérico Final (finales siglo II a.C. inicios del siglo I a.C.), merced a las estructuras de época republicana que cancelan los niveles más modernos del poblado laminitano y en cuyos estratos fueron hallados elementos del pertrecho militar romano en el mismo lugar en el que fueron amortizados por los de época augustea.
Estos niveles fundacionales de la fase republicana de laminium, están asociados al hallazgo in situ de elementos de la vestimenta del legionario susceptible de conservarse y para el caso concreto, de una fíbula en bronce anular hispana del tipo omega, que fue hallada sobre el pavimento de uno de los ambientes que se documentaron. En esta misma excavación y en el interior de los diferentes espacios, fueron hallados elementos propios de la vajilla de mesa militar romana de época republicana, en el que se documentaron las omnipresentes copas en barniz negro (Lamb. 8) producidas en la Campania Italiana y que servían entre otros usos para la ingesta de alimentos semilíquidos, líquidos calientes y fríos, así como para beber el vino que era transportado ransportado hasta Laminum en ánforas del tipo Dressel 1, utilizadas para el transporte de este apreciado producto desde las costas del Tirreno hasta las lejanas tierras de la Oretania, donde fue consumido en grandes cantidades a merced de los datos de proporcionalidad que el vertedero meridional de Laminium está ofreciendo y que constata la llegada masiva de vino de Falerno, Campania, Pisa y Volterra a las bodegas de los grandes barcos, que con destino a Carthago Nova serían posteriormente despachados en sucesivos lotes a Laminium y todo su ager. Como hoy sabemos, no todo el servicio de mesa legionario estaba fabricado en cerámica de barniz negro, si no que se constata la existencia de una vajilla fina de mesa que suplía la carencia de las producciones de barniz negro pero que en esencia eran fieles reproducciones de estas mismas páteras, copas, cuencos y jarras, que se producían desde el siglo III a.C. en Sicilia, la Campania, el Lazio, Arezzo y Pisa.
El hallazgo en contexto de una de estas páteras (Lamb.5) de cerámica bruñida republicana y conocidas como producciones militares de esta misma época, tienen como única diferencia con sus homologas de barniz negro, que no fueron producidas en Italia si no en el seno de la propia legión que como sabemos tenia entre sus 6000 efectivos, un contingente no militar dedicado a las actividades de abastecimiento y aprovisionamiento de la tropa, por lo que los alfareros reproducen fielmente los tipos itálicos para cumplir con la necesidad principal de dotar a las tropas de un servicio de vajilla de mesa de corte itálico, constituido por plato/pátera y cuenco/copa.
Significante y único es éste hallazgo por cuanto su presencia revela la existencia de permanencia y de incluso escasez de importaciones en barniz negro, una vez que remite su producción en época cesariana, lo que va en sintonía con la existencia de una guarnición permanente que debe de ser abastecida. Por otro lado, supone un hallazgo excepcional estas vajillas (GBR), pues son escasos los hallazgos en contexto en la provincia de Ciudad Real, y solo antes se habían producido en Sisapo y en Libisosa (Albacete), lo que da idea de la importancia del contexto hallado en Laminium, que consolida con su presencia nuestra idea sobre la existencia de un contingente de legionarios que entre finales de los siglos II a. C. y I a. C. se manifiestan ante nosotros claramente por su cultura material cotidiana.
También hay hallazgos de elementos ligados a la cultura gastronómica que hemos sido capaces de recuperar y que nos dicen mucho de sus propietarios, esto ocurre con el mortero Dramont D1 de época tardorepublicana que fue hallado en el vertedero meridional de Laminium. Un objeto que involucra nuevamente a un instrumentum que aún hoy continúa siendo cotidiano en nuestros hogares y cuya variación tecnológica ha sido escasa en 2100 años. El pico vertedor conservado de este mortero republicano, presenta un excepcional testimonio que lo relaciona con su officina productora, localizada en el centro de Italia y regida por las manufacturas de Saturninus, un alfarero cuyos sellos podrían estar asociadas en origen a un esclavo, o a un individuo manumitido que firma en dua nomina M.CIMONI, y finalmente a un productor de condición libre que sella en tria nomina M.CIMONI[I] SAT[VRNINI].
Como bien explica el profesor Beltrán, el mortarium es un instrumentum vascular que en origen es ajeno al ajuar culinario de las poblaciones indígenas, esto ocurre con los laminitanii hasta época tardorepublicana, y por lo tanto, su distribución suele estar asociada a ámbitos exclusivamente romanos. Los campamentos militares son los lugares que apunta Mercedes Vegas, como los más propensos al consumo de estas producciones, no siendo frecuentes en las ciudades; de ahí su importancia como un elemento cultural que identifica al consumidor/propietario en un modelo culinario diferenciado, tal y como es el legionario. El hallado en Laminium, no solo es excepcional por el contexto, si no por que la grafía de su sello lo hace único por cuanto es el primer punzón hallado completo de Hispania en la expresión SATVRNINI.
En este mismo contexto fueron hallados fragmentos de lucernas de barniz negro, destacando la piquera de una lucerna del tipo Dressel 2 Variante D (Ricci). El rostrum o piquera que se ha conservado integra, presenta en su borde una terminación en forma de yunque estilizado en creciente lunar; pertenece a una tipología que se corresponde con los modelos de la Dressel 2 para finales del S. II a.C. y/o principios del S. I a.C. en cuyo caso no avanzaría su producción mucho más allá del 30 a.C. El barniz de la lucerna es negro metalizado de calidad y cuya pasta rojiza la incluye en una producción de la Campaniense del tipo A, que nos permite adentrarnos en la reconstrucción del interior de algún ambiente de gruesos muros como los hallados en Calvario,6 y que precisa de luz artificial para la iluminación de los diferentes espacios dónde habitan los soldados.
La moneda hallada en estos contextos militares es significativa, pues Calvario, al igual que otras localizaciones de Laminium es un yacimiento en sí y su hallazgo es habitual en cada remoción del subsuelo al que se somete con mayor o menor control el yacimiento. El registro de numerario más antiguo en el solar de Calvario nos lleva a un As reducido con proa de nave y leyenda ROMA en el exergo, y la efigie del dios Jano bifronte en el reverso, esta pieza acuñada en bronce presenta una tipología propia de inicios del siglo II a.C. que se adecúa hacia el momento de la conquista del oppidum. Otro ejemplo más llamativo que sirve para ilustrar el mantenimiento de una guarnición en Laminio es el hallazgo de un as de Augusto de la ceca de Celsa (Velilla de San Antonio, Zaragoza) en el que se identifica sobre la cabeza de Octaviano una contramarca que lo adscribe claramente a un entorno de uso reducido dentro del campamento o del establecimiento legionario.
Son múltiples lo ejemplos materiales que nos hablan de la vida cotidiana y del pertrecho de estos soldados que sí en un momento inicial fueron vistos como invasores y represores, con el tiempo incluso se establecieron tras su licenciamiento en el ager laminitanus, contribuyendo con su presencia a desarrollar un alto nivel de romanización que hoy sale a la luz en los contextos que se hallan en proceso de excavación y que evidencian una precoz irrupción del factor cultural itálico en la comunidad que un día fue vencida, los laminitanii.
Galería de imágenes:
- Figura 1. Fotografía aérea del yacimiento de Laminium (Alhambra, Ciudad Real).
- Figura 2. Excavaciones en la calle Calvario, 6.
- Figura 3. Soldado romano de época republicana.
- Figura 4. Fíbula anular hispana tipo Omega hallada en Laminium (Alhambra, Ciudad Real).
- Figura 5. Mortero centro-itálico hallado en Laminium (Vertedero Meridional).
- Figura 6. Lucerna romana de barniz negro hallada en Laminium.
José Luis Fuentes Sánchez es arqueólogo director de cinco proyectos de excavación en Laminium. Técnico arqueólogo en los proyectos de investigación de Libisosa y La Alcudia. Especialista en cerámica romana, es autor de numerosos artículos científicos relacionados con las producciones cerámicas romanas en la Oretania septentrional.
Apreciado José Luis: Los arqueólogos sois como Dios, podéis cambiar una ciudad de un lugar a otro.
Me da mucha pena que LAMINIO no aparezca en su lugar. Fuente del Ojuelo, a 30 km de libusosa y 10,5 km del Caput Fluminis Anae.
El valiente que la descubra, tendrá trabajo para el y sus nietos.
Recibe un saludo muy cordial.