La Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento de Ciudad Real ha aprobado este lunes el proyecto de Ordenanza para regular la Zona de Bajas Emisiones, un paso adelante en una iniciativa que busca cumplir con la legalidad vigente adaptándose a las características específicas de la capital provincial.
El portavoz del equipo de Gobierno, Guillermo Arroyo, ha explicado en rueda de prensa que "Ciudad Real no tiene los problemas de contaminación de Madrid o Barcelona, pero queremos cumplir la ley y también cuidar todo el aire que respiramos sin perjudicar a quienes viven y trabajan aquí". Para tranquilidad de la ciudadanía, ha aclarado que "no va a haber restricciones generalizadas, aquí no se van a cerrar calles ni se va a impedir circular por toda la ciudad, sólo se regulan zonas muy concretas del centro, como el entorno peatonal ya existente, o las áreas donde se concentra más el tráfico".
Arroyo ha transmitido un mensaje especialmente importante para los ciudadrealeños: "no va a ser necesario cambiar de coche, nadie está obligado a cambiar de coche, los vehículos más antiguos, es decir, aquellos que no tienen distintivo medioambiental, pueden seguir circulando si son vecinos que viven o trabajan en Ciudad Real y de hecho la ordenanza incluye moratorias y excepciones amplias para que ningún vecino se vea perjudicado".
El proyecto fue remitido a los grupos municipales el pasado 8 de octubre, abriendo un plazo de 20 días para la presentación de alegaciones. El portavoz ha destacado que esta medida se toma "en honor a la transparencia y al diálogo que queremos tener con todos los grupos políticos porque esta no es una cuestión ideológica, es una cuestión de ciudad".
Arroyo se ha mostrado abierto a valorar las sugerencias recibidas de cara a la aprobación definitiva de la ordenanza en el pleno ordinario del mes de octubre, demostrando la voluntad del equipo de Gobierno de consensuar una norma que responda a las necesidades reales de Ciudad Real.
Perspectiva de futuro: La implementación de esta Zona de Bajas Emisiones, aunque modulada para adaptarse a la realidad de Ciudad Real, representa un avance significativo hacia ciudades más sostenibles. Su enfoque pragmático, que evita medidas drásticas y prioriza la no penalización del vecino, podría convertirse en un modelo a seguir para otras ciudades medianas que deben cumplir la normativa estatal sin alterar radicalmente la vida cotidiana de sus habitantes.


































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