Manuel Artiñano Moraga. En este Ayuntamiento, desde hace años tanto la ciudadanía como el grupo municipal socialista, vienen percatándose, que las decisiones que adopta el gobierno local de Rosa Romero, están rebasando con creces este cupo
¡Sra. Alcaldesa, Bolardos a su justa medida!Manuel Artiñano Moraga (Vicepresidente de la Asociación de Vecinos de la Catedral y San Pablo) “El error es inherente a la condición humana. Lo importante es no sobrepasar la cuota diaria”. En este Ayuntamiento, desde hace años tanto la ciudadanía como el grupo municipal socialista, vienen percatándose, que las decisiones que adopta el gobierno local de Rosa Romero, están rebasando con creces este cupo. Y es que asiduamente, están descuidando el desarrollo de una necesaria sensatez a la hora de acometer ciertas iniciativas ineludibles en ciertas zonas, pero no extensibles a otros espacios públicos de esta ciudad. Con ello me refiero a la colocación de un número indiscriminado de Pilonas o Bolardos en las calles de la capital. Postes de pequeña altura generalmente de metal, de diferente tamaño, forma y consistencia; que se anclan en el suelo para impedir el acceso de los vehículos a las aceras, entradas a pabellones, colegios, parques, comunidades de vecinos, centros comerciales etc…, que si ya teníamos un número suficiente de este mobiliario urbano en la ciudad, en los últimos meses hemos podido constatar el aumento de estos hitos, debido a las nuevas ampliaciones de los acerados en el Paseo del Prado, calle Rey Santo etc. Hileras de bolardos colocados en grandes acerados que evitan e intimidan a los conductores a que aparquen sus vehículos en lugares por donde transitan los peatones, pero que no impiden, que estos invadan la zona peatonal, cuando van en marcha, pues son postes fáciles de derribar y con ello de traspasar esa línea, que dañaría la seguridad del ciudadano que transite por ese lugar. Bolardos que pueden albergar cierta estética de orden en la ciudad; que son abatidos frecuentemente por la poca estabilidad que tienen; que son costosos y que solamente sirven para impedir el aparcamiento de vehículos, incluso para evitar el robo mediante el “alunizaje” en los comercios, si fueran de piedra o de un metal más estable. Pero nunca imprescindibles y lesivo o pernicioso en algunas ocasiones para los peatones que circulan o residen en el lugar donde están ubicados los bolardos. Sra. Alcaldesa, estos hitos de metal, a veces son necesarios y en algunas ciudades imprescindibles, pero en Ciudad Real, habría que valorar la conveniencia de su inclusión en los acerados, que sin lugar a dudas, podrán impedir el aparcamiento de los coches particulares, pero lamentablemente también el de las ambulancias, servicios médicos, bomberos, policías y otros de necesario servicio para los residentes de esta ciudad, es decir las personas mayores, o imposibilitadas que no pueden estacionar su vehículo con el fin de facilitarles su acceso a su vivienda u otro lugar al que visitar. Inconvenientes que si hubieran sido presentados o realizados por un empresario de la ciudad, habrían sido denegados de acuerdo al informe negativo del servicio de seguridad, debido a la imposibilidad o dificultad en el acceso a la vía pública de los servicios de urgencia (ambulancia, bomberos, policía etc) en el caso de necesidad o siniestro en alguna vivienda de esta ciudad. Además, Sra. Romero, estos bolardos de hierro dificultan el tránsito de los peatones en general y en mayor medida de las personas ancianas o con diversidad funcional (movilidad reducida), que pueden provocarles caídas. Y para los motoristas o ciclistas en un hipotético impacto con algún bolardo, pueden llegar a algo grave o incluso a la muerte. Finalmente decirle, que racionalice el desfile de bolardos instalados en la ciudad y el de los que va a incluir en las anunciadas obras de remodelación de esta ciudad. Nos ahorraríamos un coste inicial al ponerlos y el de su futuro mantenimiento, dada la facilidad con la que se rompen, y así, ahorraríamos un gasto innecesario de los impuestos municipales de todos los contribuyentes. La experiencia de otras ciudades nos dice que la instalación de estos postes de hierro en las calles que no favorecen el paseo o transito de sus habitantes, la estética urbana ni la funcionalidad en la ciudad. Y un error menos en la cuenta de los desaciertos de este gobierno local. |































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