En ciertas ocasiones, nos podemos plantear si tenemos la capacidad o al menos reconocido el derecho a poder defendernos de ataques tales como un robo, una agresión física, etc. Ya no desde un plano real y por inercia instintiva, sino por el reconocimiento y los límites de la defensa en situaciones de peligro de cada uno de nosotros conforme la desarrollan las normas.