Ayer se clausuró una nueva edición de FITUR, que se ha desarrollado desde el pasado miércoles 22 durante cinco días. Una semana antes, del 13 al 15 de enero, se llevó a cabo la edición 2020 de Madrid Fusión. Ambos certámenes han supuesto un atractivo escaparate para nuestro país. Y no solamente para el tipo de negocio al que estaban convocados los asistentes en sentido estricto, sino también para otros sectores relacionados, creando una serie de interesantes sinergias.
El sector turístico constituye una de las principales fuentes de ingreso de nuestro país, siendo España uno de los cinco países que, año tras año, más visitantes logran atraer a su territorio. Este hecho incontestable hace del turismo un sector estratégico dentro de la economía nacional.
A la hora de medir el impacto positivo de esta actividad en el apartado de ingresos, históricamente se ha mirado el montante de la retribución directa de estas visitas, ya sea a través del alojamiento, consumo en bares y restaurantes, entradas a museos o ventas de productos en territorio español a modo de souvenir. Esta visión, afortunadamente, va siendo cosa poco a poco del pasado. Actualmente la mirada es más amplia acerca de los beneficios asociados a ser una potencia mundial en el sector turístico.
Uno de los caballos de batalla históricos de la economía española es la productividad. En este tipo de actividades que nos ocupa en este artículo, un factor clave es la dotación de valor añadido al propio desarrollo de negocio. Si miramos el ejemplo de países vecinos como Francia e Italia, el hecho diferencial se localiza, entre otros, en la apuesta por un turismo más allá del de “sol y playa”. Esta apuesta en aún más reconocible sobre todo en el caso italiano, que disfruta de una climatología y una geografía similar a la España y, a pesar de ello, se ha decantado por otro tipo de oferta mayoritaria.
El turismo del país transalpino se caracteriza por apostar por la cultura y hacer de ella la seña de identidad principal que ofrecer a los visitantes extranjeros. Y la gastronomía juega un papel fundamental en esa cultura y en esa forma de vida que se ha exportado a todos los rincones del planeta.
En el caso del sector agroalimetario, la visita de todos esos millones de turistas a nuestros pueblos y ciudades es una oportunidad no solo para aumentar las ventas en nuestro país con la llegada de estos consumidores, sino como altavoz para apoyar a las exportaciones de estos productos fuera de nuestras fronteras.
En este sentido, la realización de diferentes iniciativas como, por ejemplo, las ferias citadas al principio, son el buen camino por el que se ha de transitar en el desarrollo y evolución de nuestro negocio turístico. Sin desdeñar la importancia del concepto “sol y playa”, que tantos éxitos nos ha dado durante décadas, otro tipo de turismo puede resultar más rentable. No solo por el consumo directo de una clientela más propicia a unos gastos extra, sino además por las sinergias que se establecen. Por ejemplo, en la creación de una marca-país potente a través de conceptos como la cultura, la historia o el estilo de vida, valores que sirven de paraguas para un mejor desarrollo en el trabajo de marketing y ventas.
Afortunadamente, España es mucho más que “sol y playa”. Zonas como nuestra región son ricas en múltiples aspectos y con una gran potencialidad para construir un turismo de calidad. La colaboración entre distintos actores será fundamental para hacerlo realidad. Está en nuestras manos. Hagámoslo posible.
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