La suspensión la semana pasada del Mobile World Congress de Barcelona ha copado las portadas de los principales medios nacionales en los últimos días. Y no solo por tratarse del mayor evento anual de telefonía móvil a nivel mundial, sino también por la magnitud económica de esta cancelación. Además, las razones esgrimidas para tomar esta determinación y el papel de la última amenaza global, el coronavirus (rebautizado Covid-19), hacen de esta noticia un caso paradigmático de cómo las inercias pueden ser más potentes que las certezas.
Empresas gigantes como Facebook, Cisco, AT&T, Intel, Amazon, Sony, Rakuten, NTT DoCoMo, LC, Deutsche Telekom o Ericson han empujado a los directivos de GSMA, organizadores del MWC, a tomar la drástica medida de no celebrar en 2020 la edición que iba a romper todos los records de participación y visitantes de todas las ediciones de esta feria de telefonía móvil hasta la fecha. Estas empresas han esgrimido como argumento principal la salvaguarda de la salud de sus trabajadores. Pocas cosas hay más loables que una organización mire por el bienestar de su gente. Sin embargo, tras esta explicación tan biensonante, la gran pregunta que surge es: ¿si esto es cierto, porqué muchas de esas empresas sí han participado en otras ferias en la que los riegos eran similares?
La feria ISE de Amsterdam ha sido sin pretenderlo el escenario de una gran contradicción en la que han incurrido empresas como Sony, Cisco o Intel. Una de las reflexiones más recurrentes entre los allí reunidos era perfectamente resumida en las palabras de uno de los expositores de Sony: los empleados "no entienden la decisión de que se haya cancelado la participación en el MWC y que sin embargo sí se mantengan en el ISE, cuando existe el mismo riesgo de contagio por el coronavirus que existiría en el congreso de Barcelona".
Lo enrevesado de este caso es que, mientras los organizadores aluden a causas de fuerza mayor, las autoridades sanitarias afirman contundentemente que no existe ninguna emergencia sanitaria. Las autoridades de España, también las de Países Bajos y las de todos los lugares en los que estos días sí se están celebrando tantas ferias internacionales con las mismas características de movilización de población de todas partes del mundo.
Entonces, ¿por qué el MWC? El hecho de que la feria ISE se celebre dos semanas antes parece haber sido un factor determinante para que la cascada de deserciones no haya podido ocurrir en tiempo y forma. De hecho, tan solo LG ha mantenido la coherencia, no asistiendo ni a la feria de Barcelona ni a la de Amsterdam. Sin embargo, el hecho que grandes empresas como Ericson, Vodafone, Amazon, Sony o Facebook anunciaran su intención de no acudir al Movile World Congress ha arrastrado a muchas otras a tomar la misma determinación. Una bola de miedo que ha desarrollado su contagio de forma mucho más rápida que el propio Covid-19.
Con una repercusión que se estima en alrededor de 500 millones de euros que se van a dejar de percibir en Barcelona, el hecho de que esta cancelación no se haya producido por mecanismos de razonamiento basados en el conocimiento científico y la mesura va a dar sin duda pábulo a las más diversas interpretaciones. La que más está circulando en estos días es la oposición frontal de Estados Unidos y muchas de sus empresas más significativas a la tecnología 5G desarrollada por China. Un episodio más de la guerra comercial que parece no producir ningún beneficio global y si cuantiosas pérdidas nuevamente. Ciertamente se echan en falta cada vez más criterios encaminados al crecimiento económico real, beneficioso para todos los actores, en contraposición a este camino que estamos transitando que provoca la desaceleración y la destrucción de riqueza.
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