Teletrabajo en España: crecimiento récord, pero aún por debajo de Europa

Teletrabajo en España: crecimiento récord, pero aún por debajo de Europa
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Objetivo CLM
Lunes, 23/06/2025 | Nacional | Sociedad, Economía

En los últimos años, España ha tenido un gran repunte en el teletrabajo, alcanzando niveles superiores a los vistos en 2021. Sin embargo, muchas grandes empresas han impuesto la vuelta a la presencialidad y el trabajo híbrido sigue siendo la opción más habitual en España.

Y es que el mercado español está muy por debajo de la media europea. Esta diferencia se ve en las ofertas laborales, y también en la creciente búsqueda de apartamentos amueblados en Barcelona y otras ciudades españolas por semanas o meses, demostrando que los trabajadores europeos tienen más flexibilidad.

El cambio en los últimos años

Tras el colapso sanitario de 2020, el teletrabajo se disparó al 15,3% en 2021, para luego caer en 2022 cuando se impuso el retorno presencial. Pero durante 2024 y 2025, se ha visto un gran aumento en el número de empresas que ofrecen esta modalidad de trabajo.

A finales de 2024, alrededor de 3,2 millones de trabajadores realizaban alguna jornada desde casa, lo que representa el 14,4 % del total. Sin embargo, aunque estas cifras marcan una recuperación tras la caída post‑pandemia, siguen quedando muy por debajo de la media europea, situada en el 24,1% de trabajadores.

Pero este porcentaje sigue creciendo: en mayo del 2025, Eurostat confirma un nuevo récord: el 15,4% de los empleados trabajan desde casa, aunque esta cifra sigue un punto por debajo de la media comunitaria, que es del 22,6 % este año.

Según los últimos estudios, la brecha del teletrabajo entre España y Europa es de casi 9,7 puntos, uno de los mayores de la UE. Países como Holanda (52 %), Suecia (46 %) e Irlanda (cercanos al 45 %) lideran el ranking.

Los españoles que teletrabajan más de la mitad de los días laborables, sólo representan un 7,8 %, aunque también es un máximo tras subir siete décimas respecto a 2023. Aun así, estas cifras no alcanzan las cimas europeas: en Países Bajos, Suecia y Luxemburgo, más del 40% de los trabajadores alternan la oficina con el hogar.

Teletrabajo total o híbrido: valores en competencia

Antes de la pandemia, el modelo 100% remoto era casi inexistente. Pero esta situación excepcional obligó a muchas empresas a aplicarlo de forma inmediata, abriendo una nueva posibilidad para los trabajadores.

Desde ese momento, el trabajo remoto total ha retrocedido y hoy solo representa entre el 7,5% y el 8% de la plantilla española. Hoy muchas empresas optan por el trabajo híbrido, manteniendo cierta flexibilidad para los trabajadores, pero también asegurando un mayor control de los trabajadores.

El trabajo híbrido gana terreno, y se estima que un 44% de los trabajadores de la UE lo aplican. En España y según datos del INE, más del 35% de las empresas (de más de diez empleados) lo aplican, con una media de 2,4 días semanales de teletrabajo. Pero el sector TIC lidera esta carrera, con 3,2 días remotos por semana en el 85% de sus compañías.

Sin duda, contar con algunos días de teletrabajo es una gran ventaja para los trabajadores, pero también para las empresas. En los empleados, el trabajo remoto implica una mayor conciliación, mejorando el bienestar y la calidad de vida. Además, se reducen los desplazamientos, lo que significa un ahorro económico y de tiempo.

Para las empresas, uno de los mayores beneficios es que el teletrabajo mejora la productividad, según varios estudios sobre el tema. Además, la oferta de trabajo remoto es una ventaja competitiva a la hora de atraer y retener talento.

Este modelo también representa desafíos, siendo la principal la brecha tecnológica, ya que el teletrabajo requiere de mayores herramientas digitales. Y estas nuevas herramientas pueden representar altos costos para pequeñas empresas y PYMEs. Otro desafío es crear y gestionar equipos motivados, ya que la digitalización puede ser una gran barrera.

Un cambio impulsado por la normativa y las empresas

En 2025, el Gobierno aprobó una reforma para reducir la jornada de 40 a 37,5 horas semanales, reforzando el derecho a la desconexión digital y el registro horario. Esta medida crea un entorno propicio para modelos flexibles como el trabajo híbrido y fuerza  a las empresas a replantearse el modelo de trabajo actual.

Fruto de un acuerdo entre el Ministerio de Trabajo, CCOO y UGT, se esperaba que la normativa fuera aplicada antes del verano, pero la reforma ha quedado aplazada y los convenios colectivos de las empresas ahora disponen hasta el 31 de diciembre de este año para adaptarse a la nueva jornada máxima.

Pero la conciliación laboral es algo que también debe ser impulsado de manera interna. En España, muchas empresas extranjeras como Amazon han obligado a sus trabajadores a volver a la presencialidad, mientras que empresas nacionales como Desigual hace años implementan la jornada laboral de 4 días.

Hacia el futuro del trabajo

El retraso español respecto a Europa puede explicarse por contar con un sistema productivo anclado mayoritariamente en servicios presenciales, como la hostelería, el comercio, y la construcción, que son poco compatibles con el teletrabajo.

España ha dado un paso significativo hacia la recuperación del teletrabajo: estabilizándose este año con casi un 15% de la fuerza laboral. El modelo híbrido, adoptado por más del 37 % de las empresas, es ahora el gran protagonista. No obstante, la distancia de casi 10 puntos con la media europea refleja limitaciones estructurales y un potencial que todavía no ha sido descubierto.

Para que España cierre la brecha europea, será clave fortalecer la infraestructura digital del país, fomentar una cultura empresarial más flexible y proponer políticas de sensibilidad laboral relacionadas a la desconexión y la conciliación.

El auge de la IA, de las nuevas herramientas tecnológicas y el teletrabajo como ventaja competitiva en el mercado, representan oportunidades para las empresas. Según expertos, la combinación de talento digital y las nuevas tecnologías podría ser grandes impulsores de este cambio. 

El reto en la próxima década es ambicioso: transformar un tejido productivo basado en servicios presenciales en una economía digitalizada y flexible, capaz de competir con los modelos más avanzados del norte de Europa. El nuevo marco legal de jornada laboral reducida, los consensos colectivos y las tecnologías emergentes proporcionan una gran base para ese cambio.

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