Veteranos del deporte, los héroes olvidados de Castilla-La Mancha Objetivo CLM En ocasiones, aunque no parezca haber motivos, hay que recordar a los que, por mérito propio, forman parte de la memoria colectiva del deporte manchego. En nuestra región, el deporte nunca ha sido solo competición, se ha destacado por estar compuesto por una comunidad que han puesto la entrega, la comunidad y el orgullo de pertenencia en el centro de su actividad. Detrás de cada equipo que luchó por ascender, hubo hombres y mujeres que compaginaron entrenamientos con jornadas laborales, sacrificando tiempo, salud y familia por una pasión sin precio. Hoy, esos protagonistas siguen ahí, quizá ya no corriendo en el campo, pero sí en la memoria viva de sus pueblos. En esta era de datos, pantallas y retransmisiones en directo, resulta fácil olvidar que hubo un tiempo en el que el deporte era pura vocación. Las gradas no tenían cámaras, pero sí aplausos sinceros. Los contratos no llevaban cifras astronómicas, pero sí compromiso. Hoy, con el auge de las retransmisiones online y el patrocinio de casas de apuestas incluso en equipos modestos, el protagonismo se centra en lo inmediato, y los veteranos quedan relegados a un segundo plano. Pero eso no significa que su legado haya perdido valor. Uno de los grandes referentes es Antonio López Alfaro, nacido en Iniesta (Cuenca), en 1965. Delantero del mítico “Queso Mecánico” del Albacete Balompié, defendió los colores del club durante 13 temporadas, dejando un registro de 282 partidos y 83 goles, 16 de ellos en Primera División. Su figura fue clave en el histórico ascenso del club en los años 90, por este motivo, hoy, el estadio de su pueblo lleva su nombre, y desde 2016 ejerce como embajador del club. Su ejemplo es recordado como uno de los más claros casos de entrega y lealtad en el fútbol manchego. Otro nombre que ha dejado huella es el de Vicente Paniagua, nacido en Alcázar de San Juan en 1947. Jugó once temporadas con el Real Madrid de baloncesto, ganando 10 Ligas, 7 Copas del Generalísimo y 3 Copas de Europa. Internacional con España en 20 ocasiones, Paniagua representa la excelencia deportiva nacida desde el interior de Castilla-La Mancha. Tras retirarse, se convirtió en presidente de la Federación de Baloncesto de Castilla-La Mancha durante más de 15 años, y hoy sigue ligado al deporte desde el ámbito formativo. En Albacete, el apellido González ha estado ligado al baloncesto profesional. Javier y Tomás González, formados en el CABA (Club Amigos del Baloncesto de Albacete), llegaron a competir en la ACB. Javier pasó por clubes como Valencia Basket y Murcia, mientras que Tomás llegó incluso a vestir la camiseta del Real Madrid. Su historia refleja el talento y compromiso con el deporte que florece desde las canteras regionales. En 2023, Castilla-La Mancha contaba con más de 6.400 clubes deportivos federados, según el Consejo Superior de Deportes. Buena parte de estos clubes aún se apoyan en veteranos como entrenadores, gestores o promotores de iniciativas deportivas. Su experiencia, muchas veces adquirida sin grandes recursos ni tecnología, sigue siendo una base imprescindible del deporte local. También es justo destacar homenajes recientes que recuperan la memoria de estos veteranos. En Ciudad Real, por ejemplo, en enero de 2024 se celebró un acto para reconocer a figuras del baloncesto regional, como Juan Barba Casaponsa, Marisol Martínez y Carlos de la Torre, referentes de la generación que levantó el deporte de base en los años 70 y 80. El deporte castellano-manchego no se entiende sin estas historias de sacrificio y dignidad. Este artículo no puede devolverles todo lo que ofrecieron, pero sí dejar constancia de que su legado merece ser recordado. Veteranos que jugaron sin focos, pero con el alma. Héroes reales, cuya historia sigue viva en cada club, en cada balón, en cada niño que sueña con competir algún día por su tierra. |
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