La gestión de los residuos orgánicos es uno de los principales retos ambientales a los que se enfrenta el sector agropecuario. El estiércol y otros subproductos generados en granjas y explotaciones pueden contaminar suelos y acuíferos si no se tratan adecuadamente. Sin embargo, lejos de ser un desecho, estos residuos son un valioso recurso si se gestionan de forma sostenible.
Una de las mejores soluciones para valorizarlos es el compostaje: un proceso de transformación biológica que, en condiciones controladas, convierte los residuos en compost, un fertilizante 100% natural que mejora la calidad y productividad de los suelos agrícolas. Cada vez más empresas apuestan por esta alternativa ecoeficiente, que permite cerrar el ciclo de los nutrientes y construir una agricultura verdaderamente circular.
A tal respecto encontramos a Grupo Lucas, que lleva décadas dedicándose al transporte, tratamiento y valorización de residuos agropecuarios en la Región de Murcia. Su experiencia y conocimiento del sector les ha permitido posicionarse como líderes en la gestión medioambiental de estos residuos, apostando por soluciones sostenibles como el compostaje.
Uno de sus últimos hitos ha sido la puesta en marcha de una moderna planta de compostaje de estiércol en Orihuela, localidad estratégica por su importancia agrícola. Esta planta permite dar valor a los residuos ganaderos de la zona transformándolos en compost, un abono 100% natural que mejora la calidad de los suelos.
El proceso comienza cuando camiones especializados recogen los residuos pecuarios y agrícolas de granjas y explotaciones cercanas para trasladarlos a las instalaciones. Una vez allí, el material se dispone en pilas sobre una superficie impermeabilizada y se inicia el compostaje.
Durante semanas, el estiércol sufre una bioxidación controlada en la que microorganismos descomponen la materia orgánica. Los operarios voltean periódicamente las pilas con maquinaria especializada para garantizar las condiciones óptimas. Al final, se obtiene un producto homogéneo, inodoro y estable: el compost.
La planta de Orihuela destaca por su completa infraestructura, pensada para minimizar cualquier impacto ambiental. Cuenta con dos amplias zonas de compostaje en forma de cubeta, lo que facilita la recogida de lixiviados. A la entrada y salida hay un sistema de desinfección de vehículos.
El perímetro está completamente cercado y el suelo es impermeable. Los lixiviados se recolectan en un embalse con medidas de seguridad. También hay una nave para tratarlos adecuadamente antes de verterlos o reutilizarlos en el propio proceso mediante un sistema de riego autoabastecido.
Asimismo, la instalación tiene una barrera cortavientos formada por árboles para reducir la propagación de olores. Y por supuesto, dispone de la maquinaria necesaria para mover y oxigenar las pilas de forma óptima durante semanas.
Tras obtener un compost de calidad, libre de impurezas y patógenos, se procede a su expedición. De nuevo camiones especializados lo transportan hasta cooperativas y explotaciones agrícolas cercanas, donde se empleará como fertilizante orgánico. De esta forma se cierra el ciclo, dando una segunda vida a los residuos ganaderos y mejorando la calidad de los campos de cultivo.
El compostaje de los residuos no solo evita el impacto negativo de su acumulación o vertido incontrolado. También representa una solución sostenible que devuelve al campo los nutrientes extraídos, incrementando los rendimientos de forma natural. Este proceso respetuoso con el entorno está llamado a seguir extendiéndose para construir un modelo agroalimentario realmente circular.
Con esta planta pionera en la provincia de Alicante, Grupo Lucas reafirma su apuesta por la economía circular en el sector agropecuario. Su dilatada experiencia en la gestión de estiércoles y su saber hacer les permite ofrecer un servicio integral que beneficia tanto a ganaderos como a agricultores.
Añadir nuevo comentario