Los sistemas de climatización actuales nos permiten disfrutar de unos excelentes niveles de confort en nuestros hogares. Pero si miramos más allá de la comodidad térmica que nos proporciona en nuestro día a día, lo cierto es que este bienestar puede tener un impacto directo en nuestra calidad de vida. Esto se debe a que un ambiente térmicamente agradable puede favorecer la concentración, incrementar la productividad y mejorar el descanso por las noches.
Entre las distintas soluciones más extendidas en la actualidad, no cabe duda de que el aire acondicionado ocupa un papel protagonista, ya que se ha convertido en un aliado imprescindible durante todo el año, tanto en verano como en invierno. Sin embargo, no todo son ventajas. Una de las principales desventajas derivadas del uso de estos aparatos es la sequedad ambiental. El aire acondicionado, por su propio funcionamiento, tiende a resecar el entorno, lo que puede acarrear efectos indeseados en nuestra salud y en la calidad del aire interior.
¿Por qué el aire acondicionado reseca el ambiente?
El principio de funcionamiento del aire acondicionado explica directamente este fenómeno. Estos equipos enfrían o calientan el aire de las estancias interiores extrayendo parte de su humedad natural. Dicho de otro modo: cuando el aparato capta el aire del interior, lo hace pasar por un intercambiador en el que un gas refrigerante absorbe el calor y, en el proceso, también recoge la humedad que se condensa y se elimina gracias a la unidad exterior. El resultado que obtenemos suele ser un ambiente más fresco o más cálido, a una temperatura más confortable, pero también bastante más seco.
“Muchas personas que quieren instalar un sistema de climatización en su hogar no son conscientes de que, además de enfriar o calentar, el aire acondicionado también altera la humedad relativa del espacio” —explican los expertos de TSclima—. Y esta reducción de humedad, aunque pueda pasar desapercibida al principio, puede terminar afectando tanto al confort como a la salud de los usuarios a medio y largo plazo. Después de todo, ¿quién no ha escuchado a alguien decir alguna vez que se le reseca la garganta, pierde la voz o le entra tos al entrar en lugares con un aparato de aire acondicionado?
Consecuencias de que un aire acondicionado reseque el ambiente
El aire excesivamente seco puede provocar múltiples inconvenientes. En primer lugar, irritaciones oculares y sequedad en la piel, problemas que suelen intensificarse en personas con mayor sensibilidad cutánea. A nivel respiratorio, no es raro experimentar molestias en la garganta, afonía, sequedad nasal o incluso una mayor predisposición a infecciones víricas, ya que las mucosas también se resecan y dejan de actuar como una barrera de protección natural y eficaz.
A esto pueden sumar otros síntomas, tales como dolores de cabeza, sensación de fatiga, contracturas musculares y empeoramiento de alergias. “Cuando el aire interior pierde demasiada humedad, no sólo hablamos de incomodidad, sino de un entorno que puede influir negativamente en la salud y el rendimiento diario” —indican desde TSclima—.
Por este motivo, queremos incidir en el hecho de que resulta fundamental aprender a usar el aire acondicionado de manera responsable, aprovechando sus ventajas, pero sin caer en los efectos adversos derivados de la sequedad ambiental. ¡Sigue leyendo para conocer cómo deberías utilizar el aire acondicionado sin eliminar la humedad ambiental!
¿Cómo utilizar este sistema de climatización sin resecar el ambiente?
Ahora que sabes que el aire acondicionado reseca el ambiente, la buena noticia es que sí es posible disfrutar de las ventajas de estos sistemas de climatización sin sufrir estos efectos secundarios. La clave se encuentra en el hecho de ajustar mejor el aparato y en una serie de medidas complementarias que pueden marcar una importante diferencia.
Ajustar la temperatura adecuadamente
Uno de los errores más habituales es configurar el aparato a temperaturas demasiado extremas. En verano, lo recomendable es mantener el aire entre 23 °C y 25 °C, mientras que en invierno se aconsejan valores de entre 20 °C y 22 °C durante el día, y de 15 °C a 17 °C por la noche. Este rango no sólo ayuda a mantener la humedad relativa en niveles aceptables, sino que también mejora la eficiencia energética y evita facturas excesivas.
“Un error común es pensar que cuanto más bajo esté el termostato, más rápido se enfría la estancia. En realidad, lo único que conseguimos es resecar más el ambiente y disparar el consumo eléctrico” —advierten los expertos de TSclima—. Por ello, conviene configurar el aparato dentro de unos niveles controlados.
Evitar contrastes bruscos
Nunca deberíamos generar una diferencia de más de 12 °C entre la temperatura exterior y la interior. Estas variaciones térmicas tan marcadas no sólo son capaces resecar el aire, sino que provocan choques de temperatura poco recomendables para la salud y, por descontado, afectan a la durabilidad del equipo.
Usar un humidificador
Una solución práctica y sencilla es incorporar humidificadores en las estancias climatizadas. Estos dispositivos añaden vapor de agua al aire, compensando la sequedad generada por el aire acondicionado. Algunos modelos incluso permiten añadir aceites esenciales, mejorando así la experiencia de confort con aromas muy agradables.
Ventilar de forma periódica
Aunque parezca contradictorio, abrir las ventanas unos minutos al día es una medida muy eficaz para renovar el aire y recuperar la humedad natural. La ventilación cruzada, si es posible generarla, puede favorecer además la eliminación de determinadas sustancias contaminantes acumuladas en los espacios interiores.
Configurar correctamente el equipo
Si el aparato dispone del modo “Dry” o “Seco”, es recomendable desactivarlo en épocas en las que la humedad ambiental ya sea baja. Este modo está pensado para climas muy húmedos, pero si lo utilizamos sin ton ni son, puede intensificar la sequedad en la mayoría de viviendas.
Mantenimiento profesional
Por descontado, no hay que olvidar la importancia de revisar periódicamente los filtros, conductos y componentes del sistema. Cuando le proporcionamos a nuestro aparato el mantenimiento adecuado, no únicamente funciona de forma más eficiente, sino que también garantiza una mejor calidad del aire. Aquí, contar con el asesoramiento de especialistas como TSCLIMA resulta esencial para optimizar el rendimiento del equipo y adaptar su funcionamiento a las condiciones específicas de cada hogar.
En definitiva, podemos decir que el aire acondicionado es una herramienta indispensable para alcanzar el confort en el hogar, pero su uso inadecuado puede conllevar inconvenientes relacionados con la sequedad del ambiente. La clave está en conocer sus efectos y adoptar hábitos responsables que te permitan equilibrar la temperatura y la humedad. Ajustar el termostato, evitar contrastes excesivos, recurrir a humidificadores y ventilar de forma periódica son acciones sencillas capaces de marcar la diferencia.
Por descontado, si cuentas con el acompañamiento de expertos especializados, como los de TSclima, es posible disfrutar de un entorno saludable, confortable y eficiente sin necesidad de tener que renunciar a las ventajas que las distintas opciones de climatización moderna nos proporcionan en la actualidad.





























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