Es una de las acciones que la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Castilla La Mancha ha sugerido en su proyecto de recuperación del Hospital de la Santísima Trinidad de Torrijos (Toledo), encaminado a que ambos edificios vuelvan a lucir unidos bajo el mismo conjunto arquitectónico que un día fueron. Todos los detalles del trabajo elaborado se dieron a conocer anoche en un acto público dirigido al conjunto de la sociedad torrijeña
Proponen recuperar el atrio de acceso al Claustro del Hospital y la Capilla del CristoObjetivo CLM El Palacio de Pedro I de Torrijos (Toledo), ejemplo de monumento rehabilitado y ahora inmensamente valorado por la ciudadanía, fue el escenario donde anoche se presentó ante la sociedad torrijeña el proyecto para la recuperación del Hospital de la Santísima Trinidad (SXVI) de la localidad. Fue mediante un acto público dirigido por el Alcalde del municipio, Juan José Gómez-Hidalgo, el Concejal de Promoción Económica y Social, José María Flores y la subdirectora de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Castilla La Mancha, María Dolores Sánchez Moya, quien a la vez ha ejercido también como directora del proyecto torrijeño, llevado a cabo por alumnos de prácticas de esta escuela gracias a un convenio a tres bandas entre esta última, la Diputación de Toledo y el Ayuntamiento de Torrijos.
El primer edil dio la enhorabuena a los alumnos por el que calificó como un “trabajo maravilloso”, y lo valoró enormemente, destacando que viene “de la mano de profesionales”. Al mismo tiempo, afirmó que finalmente será el conjunto de la sociedad torrijeña quien deba decidir qué usos aplicar al Hospital de la Santísima Trinidad cuando éste se recupere.
Por su parte, José María Flores aseguró que el proyecto presentado es de gran interés y recordó que el Palacio de Pedro I, actual sede del Ayuntamiento, “es un edificio que experimentó más o menos el mismo proceso: de ser una ruina, ahora ha pasado a ser la joya de la corona”,señaló, confiando en que cuando se restaure el Hospital “va a ocurrir lo mismo y tendremos dos cosas que enseñar: el Hospital y el Ayuntamiento”.
El proyecto
María Dolores Sánchez Moya explicó que el trabajo de la Escuela de Arquitectura ha consistido en tres acciones fundamentales.
La primera de ellas ha sido el levantamiento de planos del edificio, cuya última planimetría correspondía al SXIX. Con lo cual, ésta ha sido actualizada, generándose además nuevos planos que antes no existían.
En segundo lugar, se ha realizado un estudio sobre cómo abordar la recuperación de los daños en este inmueble catalogado como Bien de Interés Cultural. Sánchez Moya recordó que tras acometer la expropiación, el Ayuntamiento llevó a cabo un proyecto para la estabilización del monumento, mediante el cual se instalaron apeos que han impedido, afortunadamente, el desplome de su claustro. Otro hecho esencial que ha contribuido a conservar el Hospital, según apuntó la arquitecta, ha sido el mantenimiento de su Capilla por parte de las hermandades, pues al pertenecer ambos monumentos a la misma unidad arquitectónica, “un edificio tira del otro”. En cuanto a los daños más importantes, como expuso esta profesional, son los de la cubierta, lugar en el que además, suele situarse el origen de todos los demás, pues desde ella las humedades se dirigen hacia los muros, provocando que éstos se tornen cada vez más inestables. “Si no se repara la cubierta, la ruina se acelera. Si no se actúa pronto, la recuperación será imposible”, alertó. Otro problema añadido que fomenta el degradado de las fábricas por parte de la humedad es que el nivel original del suelo se ha elevado alrededor de un metro en muchas zonas. En cuanto a las piedras con las que están confeccionados diferentes elementos como arcos y columnas, también se encuentran en un proceso de deterioro grave. Otro aspecto considerado como daño es la alteración de la traza original del edificio y precisamente, el proyecto de restauración propuesto por estos alumnos de arquitectura gira entorno a la recuperación de la morfología inicial del mismo.
El tercer paso ha sido la propuesta de recuperación propiamente dicha. Ésta persigue volver a convertir la Capilla del Cristo de la Sangre y el Hospital en un único conjunto arquitectónico, tal y como lo era antes. Para ello, una de las acciones fundamentales que sugiere la Escuela de Arquitectura es recuperar el atrio de entrada, de forma que desde un mismo patio, los ciudadanos puedan acceder por un lado, al Claustro del Hospital y por otro, a la Capilla. Igualmente, proponen recuperar los niveles de suelo originales y también los alrededor de 1.800 m2 de patio existentes en este Hospital, convirtiéndolos en espacios públicos para el disfrute de los ciudadanos en una zona del centro actualmente un tanto congestionada de edificios. Habría tres patios. El más grande daría a la Calle de los Molinos, otro a la Calle del Cristo y el tercero sería el de la entrada mencionada antes, también en la Calle del Cristo. Asimismo, para recuperar la traza original del inmueble, se plantea la demolición de las naves disonantes que han ido surgiendo con el tiempo. En cuanto a la planta baja del Hospital, la apuesta es mantener en ella los usos vinculados a la Iglesia, con salas de cofradías y un museo, pudiéndose exponer en el mismo los pasos con las imágenes de las diferentes hermandades. También, dados los amplios espacios lúdicos, habría cabida para algún restaurante o cafetería que pudiera explotarse mediante concesión administrativa. Con respecto a la segunda planta, la idea es aprovechar una sala que destaca por la presencia de un artesonado para acoger el aulario de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
Este proyecto, la Escuela de Arquitectura sugiere acometerlo en tres fases, por orden de prioridad. Antes que nada, lo más importante es recuperar el edificio, deteniendo su proceso de conversión en ruinas. El siguiente paso sería hacerlo habitable y por último, desarrollar los trabajos de urbanización y adecuación de los patios a su uso por parte de la ciudadanía.
Los profesores que han dirigido el trabajo han sido los reconocidos arquitectos José Ramón de la Cal, Emilia Benito y la propia María Dolores Sánchez Moya, siendo los alumnos: Juan Ramón Alfaro, Ismael de Gregorio, Josué Herrero , Araceli Tárraga y Lourdes García Pérez, esta última torrijeña.
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