Musulmán en su origen su bosquejo es netamente cristiano. La fortaleza se empezó a levantar a mediados del siglo X durante el Califato de Córdoba finalizando su construcción los caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén en el siglo XIII; lo que permite admirar en un solo edificio tres fortalezas diferentes, la orden le convirtió en la capital de un extenso priorato.
El castillo y su alfóz lo entrega Alfonso VIII en el año 1.183 a los caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén.
La albacara era la principal muralla que garantizaba la seguridad del castillo en su lado norte. Además daba la oportunidad a la población de resguardarse en lugar seguro junto con el ganado y posesiones en caso de ataque enemigo.
El segundo perímetro es un paño de muralla del siglo XIII, completa hasta los adarves, rehabilitada en el siglo XV, con tres torres pequeñas en la puerta y provista de troneras. La muralla recorre de norte a sur el castillo a modo de favorecer su defensa. Entre esta fachada y el castillo existe un largo pasillo; es la zona más desvalida quizá por ello dispone de una doble muralla por este lar.
El acceso al tercer espacio del castillo se realiza mediante una puerta de arco de medio punto. Es un gran recinto amurallado con patio de armas y jardines; en su centro hallamos el cuarto recinto o cuerpo central del castillo con todas sus dependencias.
El cuarto aposento dispone de una torre semicilíndrica en cada uno de sus lados, excepto en la parte sur que encontramos una torre albarrana cilíndrica exenta. Las murallas del tercer perímetro resguardan este cuerpo.
Su construcción es de piedra y mampostería. Sus muros tienen un grueso de cuatro metros y medio y una altura de treinta metros en sus torres.
La entrada al cuarto aposento se realiza mediante una puerta de medio punto donde podemos observar dos escudos: uno del Prior de la Orden Militar de Jerusalén don Juan José de Austria y otro de la familia de Hernando Álvarez de Toledo, datado en 1677.
Nada más acceder localizamos una estancia que bien pudo ser el cuerpo de guardia. Desde este espacio llegamos hasta el recinto interior donde se encuentran los aljibes, los calabozos, las torres, la capilla, la sala capitular, la sala de archivos, las terrazas etc.
Una torre albarrana circular custodia la parte sur de la fortaleza y se halla unida a la misma a través de un adarve. Cuenta con cuatro pisos y en su parte superior dispone de una terraza defensiva.
La antecámara del archivo es una dilatada estancia rectangular que ocupa todo el ala este del cuerpo central. En ella guarda toda la documentación de la Orden Militar de Jerusalén.
La capilla la encontramos en lado sur del castillo, contigua a la sala de archivos. Cimentada en el siglo XVII sobre los restos de la primitiva capilla de 1229 se halla bajo la advocación de Nuestra Señora de la Blanca. De planta rectangular, su altar mayor se encuentra separado del resto por una reja donada por don Juan José de Austria. Completa la edificación la sacristía y el camarín de la Virgen. Su bóveda está decorada y protegida por una cubierta de madera a dos aguas.
Al casar Alfonso VI con la princesa musulmana Zaida lo aceptó como parte de su dote; poco después lo perdería en una batalla contra los almorávides, regresando cien años más tarde a manos cristianas.
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