¡Feliz navidad!

Decoración en tonos rojizos y verdosos con evidentes brillos, iluminación que engalana cualquier columna que hacía pocos meses se encontraba desnuda, padres que otean con despiste los escaparates buscando el juguete marcado en la revista que sostienen entre las manos, los pasillos del supermercado llenos de gente buscando concienzudamente algo que, a juzgar por su interés, debe ser de vital importancia. Este es el panorama que se puede observar en cualquier centro comercial la víspera de nochebuena, aunque lo cierto es que cada año podemos ver cómo estos establecimientos parecen comenzar antes a insuflarnos el espíritu navideño a través de guirnaldas, luces y una sección de turrones que se inaugura en noviembre.

El ajetreo de los centros comerciales es solo un reflejo del consumismo evidente durante las fiestas navideñas, cuando todos buscamos hacer el regalo perfecto y servir el mejor menú en esas cenas especiales, como la de esta misma noche. Es extraña la sensación que se produce al percibir la acusada brecha que separa este tipo de escenas de otras que nada tienen que ver con el consumismo y que, además, podemos observar sin salir de nuestra ciudad o incluso de nuestro barrio. Esta noche muchos hogares eliminarán de su menú muchos detalles que tendrán que considerar prescindibles y, por su lado, otras familias tendrán que acudir a comedores sociales y diversos espacios donde se les pondrá un plato de comida en la mesa para comer en la cena de nochebuena.

Este acusado contraste es de sobra conocido y, por tanto, sería hipócrita pensar que aquellos que se encontrasen en una situación más cómoda dejasen de celebrar la navidad a su manera porque haya familias con posibilidades reducidas. Sin embargo, no estaría de más que mirásemos a nuestro alrededor y extrajésemos el verdadero sentido de estas fiestas, el cual, huyendo del origen religioso y centrándonos en el concepto actual que compartimos sobre la navidad, debería centrarse algo más en disfrutar de la compañía de aquellas personas que nos dibujan una sonrisa en los labios el resto del año, de modo que la cena, la decoración y los regalos fueran solo el escenario de algo más sencillo e íntimo, pues realmente son los pequeños detalles los que nos iluminan el día a día.

Desde Objetivo Castilla-La Mancha deseamos que paséis una feliz navidad.