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    Angélica Sánchez
    Cronista de lo desapercibido

Photoshop o el arte de ser perfecta

Apenas una semana saltó en los medios como grito en el cielo la foto de una mujer en bikini a la que no se le había retocado con Photoshop. Notición de la semana. Lo que no provoca que Bárcenas tenga vacaciones o que Rusia y Ucrania firmen acuerdo de paz y sigan lanzándose petardos, lo consigue una mujer: dejar anonadado, obnubilado, sorprendido, boquiabierto y ojiplático a medio mundo

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Objetivo CLM - Angelica Sánchez
Lunes, 23/02/2015 | Nacional | Portada, Sociedad, Opinión

Apenas una semana saltó en los medios como grito en el cielo la foto de una mujer en bikini a la que no se le había retocado con Photoshop. Notición de la semana. Lo que no provoca que Bárcenas tenga vacaciones o que Rusia y Ucrania firmen acuerdo de paz y sigan lanzándose petardos, lo consigue una mujer: dejar anonadado, obnubilado, sorprendido, boquiabierto y ojiplático a medio mundo. Será porque no se trata de la fotografía de una mujer “normal” la que aparece en bikini, no… La mismísima Cindy Crawford. Válgame la soleá… De haberse tratado de mi amiga Maripepa posando a las 13:48 horas de un domingo de agosto en Benidorm sonriendo al objetivo de la nueva cámara super-hiper-mega-ultra-última generación que se acaba de comprar “su” Manolo en el bazar chino del paseo marítimo, habría pasado totalmente desapercibida. Y eso que a la cámara lo único que le falta es tener la música de los caballitos.

 

Es asombroso el revuelo que provocan unas fotos publicitarias de una modelo sin retoques, mostrando tal y como es. Será porque la Crawford pertenece al Olimpo de la Moda donde hombres y  mujeres son la perfección andante y poseen un status divino al que los mortales “normales” nunca ascenderemos. Y creerán que nos chupamos el dedo. Son tan humanos como los demás aunque nos quieran vender la moto, las cosas como son, por mucho que digan que «ellos no sudan, transpiran».

Lo llamativo es precisamente esto, que el enseñar cómo se es realmente atreviéndose a mostrar lo que algunos denominan defectos, véase barriguita, estrías, celulitis, papada, arrugas  y todo aquello que parece molestar a la vista pueda llegar a considerarse un delito. Si nos descuidamos, tener chicha es pornografía, pero de la dura y no los “Veinticinco dos-rombos-a-lo-Corín-Tellado de Grey”. Esos mismos que “perfeccionan” el cuerpo femenino y sus características formas curvilíneas no sé qué pensarían de la forma en que veían a las mujeres grandes pintores como Rubens y sus tres Gracias; de Modigliani y las modelos que posaron para él; de Goya y esa Maja tan discreta vestida o tan pudorosamente seductora al desnudo; de Velázquez y su serena Venus; o de Manolo y el posado en Benidorm de su sensual sirena Maripepa…  Seguramente les harían "fotochó" a diestro y siniestro ocultando su belleza. Un sacrilegio. Porque hoy en día, parece que lo raro es reivindicar que las mujeres, las verdaderas mujeres, no somos como se nos intenta inculcar desde los medios, ser el tipo de mujer que nos sugieren debemos de ser, renunciemos a nuestras curvas y pequeños detalles que nos diferencian y hacen que seamos únicas unas de otras.

 

Quizás la moda de recauchutarse el ABS y la tracción trasera mientras se es el espíritu de la golosina estuvo en alza desde hace unos años, pero hace apenas unos cincuenta o sesenta años el canon de belleza femenina era otro totalmente diferente en el que se representaba las formas femeninas tal cual son, redondas, curvas y blanditas, como la mayoría de las mujeres somos. Me refiero a tótems femeninos como las maggioratas, el tipo de mujer mediterráneo, todo curvas, carácter y corazón a las que Pedro Almodóvar dijo de ellas que son «auténticas fuerzas de la naturaleza, con un culo y unas tetas en las que toda la familia se apoya para sobrevivir» (sic). Si no existiesen, alguien debería inventarlas. Si no fuese por ellas, la autoestima de muchas mujeres estaría por los suelos. La mía, la primera. ¿Qué sería de las mujeres como yo? ¿En quién nos podríamos "ver"?

 

Después de todo, lo más gracioso del asunto es que la noticia más leída, comentada, facebookeada y requete-retwitteada haya sido la barriguita estriada de la Crawford. Será que en pleno siglo XXI las mujeres seguimos siendo consideradas “objetos”, en parte. Será que en el fondo todos somos cotillas y nos encanta ver humanizados nuestros dioses. Será que… Oh, qué será, qué será.

Sea lo que sea, me quedo con lo que dijo “su” Manolo a mi amiga Maripepa cuando ella vio el reportaje fotográfico de su posado en Benidorm: “Pepa, cariño: por muchos retoques que haga “fotochó”, nunca podrá retocar la foto para poder acariciar lo suave y cálida que es tu piel, ni el brillo de tus ojos ese día en la playa, ni lo que vino después de la sesión de fotos cuando subimos al apartamento… Y aunque lo pudiese retocar, no lo haría, porque la Pepa que me gusta es la Pepa original, la que siempre está a mi lado… Eres perfecta para mí.”

 

Toda una declaración de amor, sí señor. Y sin Photoshop. 

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