En él mostraba cómo en algunas ocasiones el sistema es más cruel que el propio individuo. Narraba el caso de Romell Broom, un preso del corredor de la muerte al que intentaron ajusticiar sin éxito en 2009. Con textos de autores que forman parte de mi mundo poético creé un montaje que pretendía mostrar la perversidad del individuo y los resortes del sistema. Pensaba que sobre esa perversidad debíamos buscar un espacio para la reflexión. Y que esa reflexión la debemos hacer más como grupo que como individuos.
Ahora nace la versión comedia. Ya Woody Allen nos dijo que comedia es tragedia más tiempo. Es cierto. Cómo también es cierto que el tiempo transcurrido es corto, pero la velocidad a la que vivimos nos obliga a estar despiertos.
En definitiva, La Aguja en cualquiera de sus versiones, es un espectáculo límite. Poesía, narración, imágenes… reflejando un instante en el filo de la navaja.
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