En un concierto que recorrió anoche ochocientos años de músicas del mundo en dos horas en las que la voz de la soprano Ana María Díaz, el contrabajo del Alan Lewine y la percusión de Víctor Monge se fundieron de la mano de la improvisación del jazz
Fusión jazz-clásica-boleros y flamenco para iniciar el Puente de la Constitución en SigüenzaObjetivo CLM Tres estilos muy diferentes, una soprano lírica, un contrabajo de jazz y un percusionista flamenco, o lo que es lo mismo, Ana María Díaz, Alan Lewine y Víctor Monge, se han unido en “Soprano meets contrabass”, un espectáculo de fusión que traslada al escenario la historia de amor de Ana María y Alan, pareja en la vida real.
El repertorio elegido resumió en dos horas ocho siglos de músicas del mundo. Y lo hace con la base de la improvisación jazzística de Lewine, que con la voz poderosa y dulce a un tiempo de la cantante y con los ritmos aflamencados y orientales de las darbukas y percusión de Víctor Monge, le dan a la selección de temas un giro tan personal como estético. El propio Monge explicaba poco antes del concierto cómo es la darbuka y su particular sonido, “que en origen se fabricaban con piel de camello y con un parche de piel de pescado”. En diferentes versiones, el instrumento se toca en todo el Oriente Próximo, aportando el ritmo y sonido característico de aquellas tierras, y que inmediatamente transporta al espectador hasta ellas.
El concierto empezó con cinco canciones sefarditas, herederas de la tradición oral que el bajista, judío ashkenazí, conoce bien. Después, y por orden cronológico, el recital fue creciendo con canciones medievales del siglo XV y obras clásicas de Haendel hasta llegar a la última parte del concierto, que estuvo reservada a las músicas de entre los siglos XIX y XXI. El final tuvo un claro sabor sudamericano. Ana María se dejó inspirar por los boleros y el chachachá cubano del maestro Lecuona, “que realmente me emocionan”.
El recital terminó con una canción, compuesta por el propio Lewine para su esposa. Se llama “Quiero soñar contigo”, y su música está basada en el Concierto de Aranjuez del Maestro Rodrigo. Fue la soprano quien le puso letra a la canción, basándose en la obra del poeta Juan Ramón Jiménez.
Ana María Díaz, que actualmente reside en Filadelfia, desciende de la localidad guadalajareña de Cifuentes, de donde era oriundo su abuelo, y tiene “un cariño especial por la ciudad de Sigüenza, a la que regreso con frecuencia”, decía poco antes del concierto. Pese a ser viernes, el Auditorio de El Pósito registró una buena entrada para darle la vuelta a las músicas del mundo en dos horas. “Soprano meets contrabass” está en gira ahora por Europa. Después de sendas actuaciones en Granada y Madrid, y después de Sigüenza, el trío repetirá e espectáculo en el Holanda y Bélgica.
Para el lunes, también en El Pósito, y a partir de las 12.30 horas, queda el segundo espectáculo, de marionetas y música, que lleva por título “Arded, corazón arded”. “Soy consciente que en Estados Unidos, el Barroco español, pese a ser tan rico, es muy poco conocido. Además, todo el mundo conoce Barcelona, pero no tanto el resto de España. Concebí este espectáculo para aportar mi granito de arena en este sentido”, explica la soprano.
Basándose en cuadros de la época, de pintores como Murillo o Velázquez, y el disco que grabó en homenaje a otros artistas del XVII, como Juan Hidalgo o Juan Carreño, nacidos ambos en 1614, la cantante escribió historias cortas “que ocurrían en distintos lugares de España, para dar a conocer mi país en Estados Unidos, contando las escenas de los cuadros de Murillo, Velázquez o de Carreño”, explica. Todas son canciones de amor que relatan cómo era la vida en los siglos XV y XVI, de todas las clases sociales. Juan Hidalgo compuso la primera ópera española conocida, con textos de Lope de Vega, Celos del aire matan, mientras que la mayor parte de frescos y cuadros de Juan Carreño ardieron en el incendio del Alcázar de Madrid en 1734, situado en el actual emplazamiento del Palacio Real.
Además de la música y la literatura, las historias de “Arded, corazón arded”, las cuentan “títeres que fabricamos y vestimos con trajes de la época, intentando que sean los propios personajes de los cuadros quienes conviertan en realidad las imágenes”. En resumen, “Arded, corazón, arded” es un espectáculo que recuerda la pintura, la música, la poesía y el teatro de títeres del siglo de oro español “que en esa época era muy importante y le aportaba el tono satírico a la forma de contar las historias”, relacionándolos con el siglo XXI a través de proyecciones multimedia”.
Los dos conciertos de Ana María Díaz están organizados por la iniciativa Sigüenza Universitaria, de la que forma parte el Ayuntamiento de Sigüenza, y cuentan con la colaboración de la Diputación de Guadalajara y de UNED (Sigüenza-Guadalajara).
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