Está catalogado como vigía del Tajo y señorial. De atalayas semicilíndricas goza de la singularidad de las construcciones militares del siglo XIV y mejorado durante el siglo XV.
Recibe el nombre de castillo “torrejón”, por ser la torre su pieza vital. Está desposeído de almenas y construido en piedra caliza de sillería. Se accede a él por una puerta edificada en alto. Lo ciñe un muro pentagonal obra del siglo XV. Los cubos del vértice de la torre son compactos excepto los de la zona norte que presenta una escalera de caracol por la que se llega hasta la plataforma.
El aljibe se halla en los sótanos, encubierto de mortero rojo utilizado en las construcciones musulmanes, resistente a la acción del agua.
Alfonso VI ofreció sus tierras a Martín Ordoñez, y su viuda lo cedió a la Orden de Calatrava, para pasar a la ser propiedad de la villa de Huete en el siglo XIV.
El duque de esta villa utilizó el castillo en apoyo a la causa de Juana la Beltranjea, saliendo derrotado de la misma y la fortaleza muy deteriorada.
Los reyes católicos accedieron a mantener el señorío a su hijo, Alfonso Carrillo. Posteriormente pasaría al conde de Tendilla, que lo restauró. Dejó de ser utilizado como fortaleza militar y poco a poco se fue desmantelando.
Pedro I de Castilla se apropia del castillo, finge matar a su hermano, enemigo, y aspirante al trono, cubriendo de flechas un pino, y talándolo después a hachazos. El suceso, al parecer, ocurrió en el cercano “cerro del conde”.
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