He aquí una doncella que está encinta

Por Marcos Sevilla Olmedo

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Objetivo CLM / Marcos Sevilla Olmedo
Lunes, 08/12/2014 | Ciudad Real | Ciudad Real | Portada, Sociedad

Isaías es el profeta del Adviento por excelencia ya que toda su vida y misión estuvo orientada a anunciar al pueblo la venida del futuro Mesías, cuyo reinado traería consigo una paz y salvación definitivas.

 

Nació hacia el año 760 a.C.. Siendo muy joven tuvo una visión portentosa de Dios en el templo de Jerusalén, quien le llamaba a profetizar a su pueblo. Ante esta manifestación de la santidad de Dios se siente indigno, en medio de un pueblo de labios impuros (Is 6, 1-13). Isaías vivió y predicó durante los reinados de Ozías, Jotam, Ajaz y Ezequías, que fueron reyes de su pueblo Judá (Is 1, 1).

 

Los tiempos que le tocaron vivir fueron muy difíciles. Por un lado, a nivel interno es una época de prosperidad económica y de independencia política de Judá. El mensaje de Isaías se centra en: la situación social y religiosa, sumida en numerosas injusticias, la corrupción de los jueces y la codicia de los latifundistas, en Jerusalén que se ha prostituido, el lujo, que provoca orgullo y hace que vivan como si Dios no existiera.

 

Por ello Isaías sacude las conciencias, invitando enérgicamente a la conversión, a buscar la santidad y la justicia social.

 

Por otro lado, a nivel externo Judá sufre la guerra siro-efraimita (732 a.C.). Esta tiene su origen en la avidez del imperio de Asiria que busca extender sus fronteras. Temiendo una invasión, los reinos de Siria e Israel se unen y piden la ayuda al rey de Judá, Yotán, quien se niega. A la muerte de este, Siria e Israel intentan asaltar Jerusalén para cambiar la dinastía de Judá y conseguir así sus propósitos. Isaías le recuerda al rey de Judá, Acaz, la promesa de Dios a David (2 Sm 7), en la que Yahvé prometía permanecer siempre al lado de su dinastía.

 

Pero para Isaías esta promesa no es incondicional sino que necesita la fe, por ello cuando Acaz prefiere ser vasallo de Asiria, en vez de confiar en Yahvéh, Isaías lo denuncia.

 

Isaías ofrece un signo a Acaz como cumplimiento de la promesa de Dios: «Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel» (Is 7, 14). Probablemente este hijo será su hijo Ezequías. Todas las profecías de Isaías se cumplen en Cristo, cuya venida ha sido, es y será motivo de esperanza, paz y salvación definitiva para todos los pueblos en una Nueva Creación (Is 11,1-11).

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