La Fiscalía les pide una pena de seis años y medio de prisión para el primero y dos años de cárcel para el segundo.
El primer acusado se hizo pasar por intermediario en el sector financiero e inmobiliario en la oficina en la que trabajaba
Las víctimas eran personas que conocía, les ofrecia inversiones con una rentabilidad de entre el 10% y el 20% trimestralmente . conseguía abonabar los primeros intereses y se ganaba la confianza de los inversores. Los estafados inversores le entregaban nuevas cantidades de dinero, dinero que el acusado usaba para abonar las supuestas plusvalías y de unas operaciones que no exisitían.
Con este método recibia de diferentes individuos varias cantidades, que fueron desde los 4.000 euros hasta los 85.000 euros, confiadas en que destinaban ese dinero a una inversión que les iba a producir beneficios económicos.
El segundo acusado ayudaba al primero a enriquecerse a costa del patrimonio ajeno y a convencer a más personas a que les entregaran su dinero. Incluso, en una ocasión, para dar más credibilidad al supuesto negocio, le entregaron a uno de los estafados dos contratos para supuestamente acreditar la compra de diversos bienes inmuebles.
En el verano de 2006, además, el primer acusado acudió a la oficina de un conocido y, aprovechando su descuido, se llevó un talonario de pagarés bancarios y, en ese mismo verano, ante las reclamaciones de los perjudicados, libró pagarés de los que había cogido en esta oficina, y los firmó, pero su pago fue rechazado al no ser el administrador de la sociedad.
También entregó diversos cheques de una cuenta que el acusado tenía en una entidad bancaria, y que carecía de fondos, y firmó varios reconocimientos de deuda en los que el importe equivalía al capital recibido y a los intereses devengados.
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