Las circunstancias diezmaron, con toda probabilidad, la recaudación del tradicional Ofrecimiento a la Virgen de Peñarroya, que este domingo logró una recaudación de 15.710 euros. Es una cantidad sensiblemente inferior a la habitual, ya que el año pasado se recogieron 24.965. Son 9.200 euros menos, debido en gran parte a la suspensión de la popular puja en el pórtico de la parroquia de Santa Catalina.
Este año, el Ofrecimiento se ha limitado a la entrega de donativos económicos en el interior del templo parroquial, sin posibilidad de ofrecer objetos de ningún tipo. Por eso, la Junta Directiva de la Cofradía de la Virgen de Peñarroya ha terminado plenamente satisfecha con la cantidad recogida. La presidenta, Rosa Sánchez, no ha dudado en expresar su satisfacción ante la respuesta ciudadana y su gratitud al pueblo de La Solana “por su decidido apoyo, aún en una coyuntura tan adversa”.
La mañana comenzó con la misa de las 12, oficiada por Benjamín Rey, que llenó la parroquia con el máximo de feligreses permitidos, no más de tres personas por bancada. Una de las grandes novedades fue la ubicación de la imagen, sobre un pedestal, en la parte del coro, engalanada con su manto blanco. Esa cercanía, según destacó la presidenta, gustó mucho a la gente, que pudo contemplar más cerca que nunca el rostro de su Patrona y del Chatillo.
A la una del mediodía, tras la eucaristía, comenzó oficialmente el carrusel de ofrendas, sólo económicas. Como de costumbre, el alcalde, Luis Díaz-Cacho, fue el primero, y tras él, varios concejales del equipo de gobierno socialista y de los grupos municipales de Ciudadanos y Partido Popular. Fue el pistoletazo de salida de un carrusel goteado de vecinos que no pararon de acercarse a la mesa de ofrendas. Rosa Sánchez destacó un donativo de 2.000 euros y alguno más que superó los 1.000 euros. Pero insistió en agradecer la colaboración a todos por igual, cada cual dentro de sus posibilidades.
La presidenta también enfatizó la masiva presencia de gente joven, que acudió a ofrecer su ayuda monetaria. El Ofrecimiento se cerró pasadas las 11,30 de la noche, con la cantidad ya citada y la sensación de un trabajo bien hecho, sobre todo teniendo en cuenta la extrañeza de una venida sin romería, sin semana de exaltación, sin pólvora y sin puja, tradiciones de enorme arraigo que han tenido que ser suspendidas o caso modificadas. Finalmente afirmó que “el buen hacer de la cofradía mariana ha permitido saldar con éxito la alteración de actos que, a veces, han tenido que ser improvisados casi sobre la marcha”.
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