Tradicional fiesta, celebrada el sábado siguiente al Domingo de Resurrección en este municipio, perteneciente a la ciudad de Toledo.
Tiene un origen antiquísimo, podría tratarse incluso de una ofrenda prerromana, pero de lo que si hay constancia es de su época romana donde consistía en un tributo a la diosa Ceres (diosa de la agricultura). Más tarde en el 602 d.C. el rey Visigodo Liuva II regaló a esta ciudad la imagen de la Virgen del Prado, cristianizando así este rito y convirtiéndolo en una ofrenda a dicha virgen.
Este ritual tiene varios actos simbólicos, en primer lugar el alcalde de Talavera recibe a sus homólogos de tierras cercanas e intercambia con ellos el bastón de mando. Posteriormente el cortejo de alcaldes junto con otros invitados parten hacia la basílica del Prado, acompañados de cuatro carrozas, personas ataviadas con los trajes típicos de cada localidad y los correspondientes regalos.
Cada una de las carrozas representa una escena diferente: la primera de ellas celebra a la diosa Ceres y a las bodas de su hija Proserpina con Plutón. La segunda, de la época visigoda en la que se transformo el santuario de Ceres en la ermita de la Virgen del prado, la fiesta celebra los desposorios de la Virgen con San José. La tercera carroza representa los días de dolor que sufrieron los talaveranos durante la peste de 1507, ayuntamiento y clérigos hicieron promesa conjunta de rendir tributo a la Virgen del Prado si los salvaba de la epidemia. Y para finalizar la última de ellas es la de la Hermandad de la Virgen del Prado.
El broche final lo pone el pueblo de Gamonal y su tradicional Carrito de Mondas, tirado por dos carneros y repleto de romero.
La finalidad de estas carretas es llevar a la Virgen del Prado sus obsequios, como a una novia en sus desposorios con San José. Tras depositar estos y finalizado el canto del Himno de la Virgen del Prado por las corales de la localidad, termina una celebración llena de emoción, considerada de interés turístico nacional.
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