En la Solana han vuelto las motos y los tractores del ayer, aunque en formato reducido

Los primeros en llegar fueron los tractores. Una quincena de estos viejos esforzados del campo que, sin embargo, lucían espléndidos gracias al cariño de sus dueños. Como siempre, muchos curiosos se acercaban a contemplar las líneas de estas máquinas, que siguen funcionando no sin esfuerzo, ya que los repuestos escasean y el mantenimiento no es sencillo, ni seguramente barato. Pero nada puede con la ilusión de sus propietarios, que en La Solana son un buen puñado. “Hoy estaremos la mitad de los que somos y venimos habitualmente”, decía Luis Miguel Serrano, uno de los portavoces de este grupo de amigos. Por su parte, Pedro Marín, recordaba que ahí estaban algunas marcas tan emblemáticas como Massey Ferguson, Ebro o Deutz. El más antiguo era, precisamente, un Deutz del año 1953, y otro de la misma marca del año 1963, que además fue el que llevó a la Virgen de Peñarroya en su primer traslado por carretera desde el Castillo.

A los pocos minutos llegaron las motos clásicas, que venían del vecino paraje de El Peral. También fue una concentración en formato reducido, con un total de 17 monturas y todas de La Solana, lejos de las 70 u 80 que congregaban en un año normal. Pedro Simón, tesorero de la Asociación de Motos Clásicas de La Solana, explicó que habían salido para no perder la costumbre, pero sin gente de fuera. Con todo, se pudieron ver motos Guzzi, Yamaha, Bultaco o Derbi, entre otras, algunas de los años 50 del siglo pasado. Al igual que sucede con los tractores, hay que dedicarle muchas horas de trabajo, y la correspondiente inversión, para mantener estas motos en perfecto estado de revista. Sólo verlas, ya merece la pena.