Pilato se lava las manos y condena a Jesús
Jesús es condenado ante PilatoObjetivo CLM Según la Biblia, el Nazareno fue crucificado en el monte Gólgota por orden del gobernador de la región de Judea, Poncio Pilato. Ahora bien, históricamente, los cristianos han culpado a los judíos de la muerte del supuesto salvador, ¿por qué, si fue Pilato quien dio orden de que acarrease la cruz hasta el sitio donde supuestamente moriría? ¿Acaso no son los romanos los verdaderos culpables de la muerte del “Mesías”? Para la ortodoxia cristiana, este “pequeño” dato ha sido obviado durante casi mil setecientos años, hasta que Juan Pablo II apunta en una de sus primeras encíclicas (Salvifici Doloris) que <<los hebreos no son los culpables de la muerte de Jesús>>. Hasta entonces, el pueblo de Yahvé ha sufrido una persecución constante instigada por los seguidores de Cristo. ¿Cuántas penalidades han tenido que vivir los judíos por parte cristiana hasta el siglo XXI por dicha acusación? Nuestra intención en este artículo no es defender al pueblo hebreo –que sus delitos han cometido, como todos los pueblos– sino intentar llegar a una conclusión clara de por qué los cristianos culparon a los judíos de la muerte de Jesús, y no a los romanos, quienes realmente le crucificaron (siempre según el Nuevo Testamento, no lo contamos como ‘verdad histórica’). La Biblia dice –y en esto es unánime– que fue el pueblo de Yahvéquien instigó la muerte del Nazareno: los cuatro autores de los evangelios (realmente son muchos más, pero para entendernos basta por el momento) proclaman en alguna parte de sus textos que Jesús murió crucificado por los gritos de la plebe, auspiciados por los deseos del sanedrín y los sumos sacerdotes Anás y Caifás. Y también cuentan que Pilato, gobernador romano de la provincia de Judea, intentó salvar al supuesto mesías de la muerte varias veces antes de dar la orden de su crucifixión, porque no hallaba culpa en él. Esto que os acabamos de relatar es la “versión oficial” dada por la Iglesia pero si se leen detenidamente los pasajes que a ello se refieren en el Nuevo Testamento, existen diferencias notables que por su importancia,cuestionan la historia contada por la Biblia. Repasaremos muy brevemente las cuatro versiones, y así se podrá ver más fácilmente las diferencias entre sí. Mateo Cuando Jesús es apresado en el monte de los Olivos, se le conduce ante el sanedrín. Allí, se llega a la conclusión entre los ancianos y los pontífices de que Jesús ha blasfemado al decir que es el Hijo de Dios y proclaman que <<es reo de muerte>> (Mt. 26,66). Como los judíos no pueden matar a una persona según las leyes establecidas por los romanos, llevan a Jesús ante Poncio Pilato (Mt. 27,1). Entonces –y esto es de suma importancia– el autor intercala el pasaje <<Fin desastroso de Judas>>, donde el apóstol traidor se arrepiente de lo que ha hecho y quiere devolver las monedas que le dio el sanedrín porque, según él, “había vendido sangre inocente” (Mt. 27,4). Los hebreos, en lugar de recapacitar e intentar liberar a Jesús, dicen a Judas que les es indiferente y que no le darán la libertad. Pues bien, esta es la primera prueba de que Mateo acusa directamente al pueblo judío de ser el instigador último de la muerte del supuesto mesías, porque aun diciendo Judas que el Nazareno era inocente, a los hebreos les da exactamente igual. Una vez que Jesús está ante Pilato, los judíos le acusan de varias blasfemias y claman que se le ajusticie, pero el gobernador romano se maravilla ante la impasividad de Jesús. Según el texto, Pilato sabía que se lo habían entregado por envidia (Mt. 27,18) y entonces, instigado incluso por su mujer que le dice “no te metas con ese justo”, intenta liberar al Nazareno. Para ello, utiliza la fiesta de la Pascua (donde existía la tradición de liberar a un preso) y pregunta a la plebe si quieren que libere a Jesús o a Barrabás, un salteador de caminos. La muchedumbre aclama el nombre del segundo y piden para el supuesto mesías la crucifixión (Mt. 27,21). Y con esto, llegamos a una de las escenas más famosas de todo el Nuevo Testamento: cuando Poncio Pilato manda traer un cuenco con agua y se lava las manos ante todos los presentes, diciendo “yo soy inocente de esta sangre, vosotros veáis”. Entonces el pueblo contesta: “caiga su sangre sobre nosotros y nuestros hijos”,admitiendo –según la Biblia– la culpabilidad de todo el pueblo hebreo para con el ajusticiamiento de Jesús. Después, Pilato manda que sea crucificado en el monte Gólgota. Marcos Jesús es apresado y se le entrega al sanedrín, donde se dilucida que es reo de muerte (Mc. 14,64); a continuación, es llevado ante Poncio Pilato. El autor no relata –a diferencia de Mateo– el arrepentimiento del apóstol traidor, por lo que el pasaje <<Fin desastroso de Judas>> es una invención posterior de Mateo. Una vez que el Nazareno está ante el gobernador romano, éste se queda maravillado por el silencio de Jesús ante las acusaciones del sanedrín. Viendo que lo habían entregado por envidia, intenta liberar al acusado por la fiesta de Pascua pero el pueblo elige a Barrabás. Pilato manda entonces crucificar a Jesús <<para dar satisfacción a la plebe>> (Mc. 15, 15). Marcos no relata en ningún momento que el gobernador romano se lave las manos en un cuenco, así que de nuevo, parece un añadido posterior de quienes escribieron el evangelio de Mateo. Lucas Jesús es apresado tras la traición de Judas y se le conduce ante el consejo de ancianos judío. Se le pregunta si es el Hijo de Dios y cuando el supuesto mesías contesta que si, los acusadores llegan a la conclusión de que ya no hacen falta testigos para juzgarle; inmediatamente, lo conducen ante Poncio Pilato, que le pregunta si es el rey de los judíos. Tras contestar que sí, el gobernador romano dice que no haya delito en él y que va a mandarlo ante la presencia del rey Herodes. Cuando Jesús llega ante Herodes (Lc. 23,8), el rey judío no ve delito alguno en él y se pregunta por qué Pilato le ha mandado al Nazareno, volviendo a enviarle de vuelta junto al romano. Este hecho es importante, porque el autor relata que dos gobernantes de la región han visto a Jesús como inocente ante los hechos que se le imputan, manteniendo al pueblo hebreo como el único instigador de la acusación yeliminando la posibilidad de que fuera un ajusticiamiento político por parte de las autoridades. Una vez que Jesús está de nuevo ante Pilato, el romano sigue sin hallar delito alguno en el reo y propone soltarle por Pascua ya que como vuelve a recordar el gobernador, Herodes tampoco ha encontrado culpa en el Nazareno. Reproducimos un extracto por la elocuencia del mismo: <<Por tercera vez, [Poncio Pilato] les dijo: ¿Qué mal ha hecho? Yo no encuentro en él nada digno de muerte; le corregiré y le soltaré>>. Lucas 23,22 No es una ni dos las veces que el romano intenta liberar a Jesús, sino tres. Ante la insistencia del pueblo hebreo de crucificar a Jesús, Pilato manda soltar a Barrabás y entrega al Nazareno para que sea conducido al monte Gólgota. Juan Se conduce a Jesús a casa de Anás, uno de los sumos sacerdotes (Jn. 18,12). Allí, preguntado por el pontífice, el supuesto mesías contesta que él no tiene que ser preguntado, sino quienes le han escuchado durante todo ese tiempo. Seguidamente, se conduce a Jesús a casa de Caifás y de allí, al pretorio (Jn. 18,28). Una vez que Poncio Pilato es puesto al día sobre lo acontecido, sale al exterior y dice a los hebreos que lo juzguen según su ley. Entonces, éstos contestan: “es que a nosotros no nos es permitido dar muerte a nadie” (Jn. 18,31), por lo que se deduce que, desde el principio, la muerte de Jesús era lo único que interesaba a los judíos. El gobernador romano vuelve hacia el interior del pretorio y habla con el reo, no hallando delito en él (Jn. 18,38). Como Pilato desea liberarle, ofrece hacerlo por la fiesta de Pascua ya que es el deseo del gobernador romano (Jn. 19,12). Los judíos se niegan y Pilato ordena que azoten a Jesús, y tras volverlo a mostrar a la plebe, ocurre algo harto improbable: los judíos coaccionan a Poncio Pilato diciéndole que si le suelta, no es amigo del César ya que todo el que se hace rey, va contra el César. Sinceramente, esto es ilógico porque el gobernador romano se habría tomado dichas palabras como una ofensa personal en toda regla, y lo último que haría sería acceder a las coacciones de los judíos, quienes habían sido conquistados por Roma. Finalmente, el gobernador accede a entregar a Jesús. Misma situación, diferentes versiones Cuando en una de las partes más importante del relato cristiano –como lo es la detención y condena de Jesús– existen diferencias notables, no existe otra posibilidad que la de dudar con respecto al conjunto de la historia. Para Mateo, Marcos y Lucas, Jesús es conducido ante el sanedrín tras su detención, pero Juan especifica que primero es conducido a casa de Anás y luego, a casa de Caifás. No se puede dilucidar si el sanedrín estaba en casa del primero para dar cohesión a la historia, pero sí se sabe que Mateo y Lucas leyeron el evangelio de Marcos antes de escribir los suyos, por eso –en este punto– coinciden los tres escritos y el de Juan, en cambio, difiere. El único autor de los cuatro que intercala el pasaje del fin de Judas es Mateo, aunque en Hechos de los apóstoles 18, hace alusión a que el traidor compró un campo con el dinero de la venta de Jesús y que murió a causa de una caída y un golpe en la cabeza. Una vez más, los escritos no coinciden ya que Mateo dice que Judas se ahorcó tras hablar con el sanedrín (Mt. 27,5). Ninguno de los otros tres evangelistas hace alusión al fin de Judas. Cuando Jesús llega ante Pilato, según Mateo y Marcos el gobernador romano quedó maravillado por la pasividad del Nazareno ante las acusaciones hebreas de blasfemia; los otros dos autores, no hacen esta clara alusión a la admiración de Pilato por el reo. Estamos ante un claro ejemplo de manipulación por parte de la jerarquía de Roma en los primeros tiempos del cristianismo institucionalizado: presentan al gobernador romano como un hombre misericordioso ante Jesús, que incluso manda azotarle para que los hebreos sientan pena del mismo y accedan, finalmente, a no querer su muerte (Jn. 19,1). A partir de aquí, encontramos las diferencias más notables con respecto a los cuatro textos: mientras que para Mateo, Marcos y Juan el Nazareno se queda junto a Poncio Pilato hasta que le envía al monte Gólgota, Lucas relata que el romano ordena enviar a Jesús ante Herodes, rey de Judea gracias a la venia de Roma. Esto es muy importante: Lucas leyó el evangelio de Marcos antes de escribir el suyo, pero Marcos no cuenta nada que se le parezca a una visita de Jesús a Herodes antes de ser crucificado; Lucas utilizó este texto para darle consistencia a la versión de que Jesús no fue crucificado por un motivo político (una revolución), dándole fuerza a la teoría de que el supuesto mesías fue crucificado por un aspecto espiritual, culpa únicamente de los judíos y que por consiguiente, excluye al Imperio romano de la autoría del asesinato. Los cuatro evangelios hacen alusión a que Pilato intentó salvar a Jesús mediante la suelta del preso, tradicional en la fiesta de Pascua. Pero hemos de anotar que esta es la justificación “obligada” de que el gobernador romano quería salvar de la muerte al supuesto mesías; sí o sí, esta parte de la historia iba a aparecer en los cuatro evangelios. El resto de añadidos, son florituras propias para presentar la misericordia de Poncio Pilato (como relata Lucas) o para destacar la cobardía del mismo (como cuenta Juan), debate que ha suscitado la más amplia de las controversias a lo largo de la Historia. Una de las florituras a las que acabamos de hacer mención es, por ejemplo, la que cuenta Mateo (el único que relata este acontecimiento ya que no está presente en ninguno de los tres evangelios restantes): Pilato ordena sacar un cuenco con agua ante los presentes y se lava las manos diciendo: “Yo soy inocente de esta sangre, vosotros veréis”, lo que presenta a Roma como una mera espectadora de los acontecimientos ocurridos en el pueblo judío; les hace, casi, estar de parte de Jesús (recordemos a la mujer del gobernador diciéndole “No te metas con ese justo” en Mt. 27,19) cuando fueron ellos los que le colgaron en el madero y le crucificaron. Ellos le azotaron, ellos le pusieron la corona de espinas, ellos le condujeron al Gólgota, le clavaron en la cruz y la alzaron hasta su muerte. Roma, y no los judíos. Pero cuando Pilato se lava las manos y proclama su inocencia, los hebreos dicen: “caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos”, lo que intenta justificar la persecución posterior de los judíos por parte cristiana, haciendo al pueblo de Yahvé el único culpable de la muerte del supuesto mesías; teoría reforzada con la inclusión por parte de Mateo del pasaje <<Fin desastroso de Judas>>, donde los judíos no aceptan el dinero por la venta de Jesús aún diciendo Judas que es inocente. Les culpa aún más sobre su supuesta autoría y no deja lugar a dudas de que son los hebreos los verdaderos culpables e instigadores de la crucifixión de Jesús.
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Comentarios
Solo tengo una duda que
Solo tengo una duda que parece irrelevante pero es duda al final ¿por que si estos dos personajes a quienes crucificaron a lado de Jesús obviamente estaban condenados a muerte no estuvieron tambien a elegir para ser liberados junto a Jesús y Barrabas por pilatos?
Jesús de Nazaret tuvo dos juicios uno de carácter religioso a cargo del Sanedrín y otro Judicial a cargo del Gobernador de judea a cargo de Poncio Pilato. El primer juicio estuvo plagado de irregularidades y violaciones de acuerdo a la ley judía por citar algunas mencionaremos las siguientes, (siempre destacando que por dichas irregularidades este juicio tuvo que ser nulo) desde el momento en que Jesús es detenido por la noche lo cual iba en contra de la Ley y es juzgado en la casa de Anás para ser juzgado por Caifás, cuando debió ser juzgado en el Tribunal del Sanedrín, así mismo faltaron los 37 jueces según lo marcaba la ley Mosaica para ser condenado a muerte. ¡Además, fue detenido sin ser culpable de cargo alguno! Caifás tuvo que interrogarlo para ser acusado de blasfemia lo cual no era un cargo que ameritaba la pena capital. Poncio Pilato intento salvar la vida de Jesús. El Juicio en contra de Jesús es un ejemplo claro de un Juicio de Estado por parte de los Sacerdotes Judíos, a fin de que prevaleciera el Estado, cuando la supervivencia del apartado del poder es más importante que un miembro (claro ejemplo del fascismo).