El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha insistido en que el futuro acuerdo de financiación autonómica en España “será de todos y entre todos, o no será”. Durante su intervención en el primer Debate sobre el Estado de la Región, que ha iniciado hoy, ha subrayado la importancia de un pacto equitativo en el reparto de la riqueza nacional y ha defendido la igualdad entre comunidades autónomas.
El jefe del Ejecutivo castellanomanchego ha señalado que Castilla-La Mancha, junto a Andalucía, Murcia y Valencia, conforman el grupo de las regiones más infrafinanciadas del país. En este sentido, ha anunciado que su Gobierno exigirá un fondo de transición para paliar esta situación y ha instado al Ejecutivo nacional a poner en marcha un proyecto de armonización fiscal. “No somos 17 mercados ni 17 regímenes fiscales”, ha advertido, pidiendo el apoyo de los partidos para evitar la competencia fiscal entre comunidades.
García-Page ha recordado que el sistema de financiación autonómica no ha sido revisado en los últimos diez años, a pesar de que los ingresos del Estado se han duplicado. Ha señalado que, aunque ha recibido críticas y ataques, “todavía no he encontrado un solo argumento en contra” de su postura, incluso desde sectores de la izquierda.
En cuanto al uso de recursos hídricos, el presidente ha subrayado la capacidad de desalación instalada en España, capaz de abastecer a 34 millones de habitantes, y ha criticado que no se esté aprovechando de manera eficiente. “Es inaudito que se prefiera contaminar y colapsar ríos en lugar de utilizar esa capacidad”, ha dicho, refiriéndose al impacto que esto tiene sobre Castilla-La Mancha y su desarrollo.
Además, ha destacado los avances de su Gobierno en la gestión del agua, mencionando la reducción en 83 hectómetros cúbicos del trasvase al Segura y el aumento del caudal ecológico del Tajo. También ha subrayado que más de 350.000 habitantes de la Llanura manchega se han beneficiado del abastecimiento hídrico.
Finalmente, García-Page ha defendido la estabilidad política y el diálogo en su Gobierno, afirmando que se respira un ambiente de “certidumbre y buenas prácticas”. Ha hecho énfasis en su compromiso con la honestidad y la coherencia política, reconociendo que mantener esta línea le ha llevado a enfrentarse a críticas, pero que “es obligado en la España que vivimos”.
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