La 'epidemia de los pinchazos', así se le ha llamado al nuevo método de sumisión química. Los delincuentes inyectan droga en el cuerpo de jóvenes en las discotecas para anular su voluntad sin que apenas se percaten. El lugar más común donde se producen los pinchazos es en la pierda o el brazo. Normalmente o que inyectan es éxtasis líquido o algún tipo de anestésico que va rápido por la sangre y a los pocos minutos las víctimas se empiezan a sentir mareadas, a perder el equilibrio o a tener náuseas, aunque no se suele perder ni la memoria ni el habla.
Cada vez son más las mujeres que denuncian haber sufrido pinchazos en fiestas, festivales y discotecas tras los que se podría esconder la sumisión química para cometer agresiones sexuales. Aunque esta teoría cada vez pierde menos fuerza, la policía no deja de documentar denuncias en todo el territorio. El delegado de Gobierno ha denunciado dos casos acerca de los pinchazos en Castilla La Mancha, uno en Toledo el día 29 de julio y otro en Cuenca el día 30 de julio. Se descarta de ambos la sumisión química.
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