Como a él le gustaba recordar, no contaba ni con el certificado de Estudios Primarios, la Guerra Civil y la posguerra le cerraron las puertas de la escuela y, como en tantos otros casos, convirtieron a un niño en parte de la masa laboral que tendría que levantar el país o, al menos, sujetarlo en espera de la recuperación y el olvido... y, sin embargo, sus letras, la persistencia de su memoria y su tesón sostenido nos han permitido poder disfrutar de uno de los documentos más interesantes que han visto últimamente la luz en Ciudad Real, un Patrimonio Inmaterial de valor incalculable que, esta ocasión y gracias a él, se ha podido rescatar.
Sinesio nos ha dejado a la dilatada edad de 95 años, pero con tan solo 11, en 1938, era el encargado de anunciar el plato del día del Restaurant Usero (hoy Bar España). En una pizarra de fondo negro, con tizas líquidas de colores, jornada tras jornada su pincel iba abriendo caminos que eran líneas, que eran promesas de aplacar el hambre por unas módicas 5,50 pesetas: 150 menús diarios de plato único, un trozo de pan, medio litro de vino y, si había, una pieza de fruta.
Apenas pudo disfrutar de la escuela pero, apoyado en una pertinaz retentiva, pasó décadas de su vida trasladando a cuartillas pautadas los recuerdos de su vida, de sus experiencias, de lo que vio, lo que oyó y en lo que participó, todo ello en grandes dosis. Como si se tratara de una obligación ineludible, su pequeño escritorio, apenas una escueta mesa enfrentada a una ventana en el barrio de Pío XII, le recibía durante unas horas cada día y allí, con sus evocaciones, sus papeles, sus lapiceros, bolígrafos y rotuladores convertía lo vivido en artesanos documentos que a menudo regalaba o dedicaba: memorias de viajes, artículos para revistas o trabajos para certámenes... todo era posible, hasta el formato libro (La pluma que no mancha, Diputación de Ciudad Real, 1982).
En el Usero y después en el Bar España se hizo “profesional y persona”, le gustaba resaltar esta dualidad, y allí forjó su mundología y se convirtió, a nuestro parecer, en Memoria Viva.
Desde SERENDIPIA Editorial queremos dar un abrazo a su familia y a sus muchos amigos y expresar nuestro profundo agradecimiento a Sinesio por habernos regalado –a nosotros y a los ciudadrealeños– Tabernas, bares y bodegas. Desde 1900 a los años 50 que, más que un libro, es la plasmación de una sociedad y su forma de vida durante buena parte del siglo XX, algo de lo que normalmente no se ocupan los estudios.
La memoria es el único paraíso del que no podemos ser expulsados. Jean Paul Richter
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