Ocaña I se convierte en la 'Catedral de la Esperanza' durante el Jubileo de los Presos>> El Arzobispo de Toledo preside una histórica celebración cargada de misericordia y reconciliación Objetivo CLM El Centro Penitenciario Ocaña I vivió este sábado 11 de octubre una transformación simbólica durante la celebración del Jubileo de los Presos, presidida por el Arzobispo de Toledo y Primado de España, Mons. Francisco Cerro Chaves. En un acto histórico organizado por la Pastoral Penitenciaria de la Archidiócesis de Toledo y la dirección del centro, los muros de la prisión se convirtieron en testigos de fe y esperanza, reuniendo a internos, funcionarios, voluntarios, seminaristas, capellanes, músicos y representantes institucionales. La jornada se enmarca en el Año Jubilar de la Esperanza convocado por el Papa Francisco y que culminará el Papa León XIV, con el objetivo de convertir el Jubileo en referente de reconciliación, reconstrucción personal y justicia social. Durante la homilía, Mons. Cerro Chaves subrayó el poder transformador de la misericordia con un mensaje de cercanía y profundidad pastoral: "Hoy Ocaña I se convierte en la Catedral de la Esperanza, no de piedra, sino de vidas que buscan recomenzar, de corazones que buscan misericordia. Cada uno de vosotros, aunque marcado por errores y caídas, es hijo amado de Dios. Él no se cansa nunca de perdonar. Su amor no conoce límites y tampoco muros". El Arzobispo destacó a la Virgen de la Merced, patrona de los presos, como símbolo de paciencia y esperanza, añadiendo: "Ella nos sostiene cuando creemos que nuestras cadenas nos definen, nos acompaña como madre que nunca se cansa de esperar. Incluso en la oscuridad hay luz, incluso en la desesperanza hay camino". El corazón de la jornada fue el trabajo de la Pastoral Penitenciaria de Toledo, coordinada por Jesús Guzmán, capellán de Ocaña I y párroco de Dosbarrios, y apoyada por Manuel Mellado, capellán de Ocaña II y párroco de Ocaña. Esta pastoral desarrolla asistencia espiritual, catequesis, talleres, acompañamiento personal y atención a necesidades humanas y emocionales de los internos. Los voluntarios y voluntarias desempeñaron un papel fundamental, con un compromiso diario que se traduce en preparación de celebraciones, acompañamiento individual y grupal, y organización de actividades educativas, recreativas y culturales. Mons. Cerro Chaves destacó que "la Pastoral Penitenciaria es la Iglesia que toca vidas, devuelve esperanza y hace visible que Dios sigue actuando donde parece que nada florece". La Cofradía de la Santa Caridad, representada por su Mayordomo de Finados, Fernando Redondo Benito, reforzó el trabajo pastoral con su histórica labor de acompañamiento a los más necesitados. Jesús Guzmán afirmó que "juntos, pastoral penitenciaria y Santa Caridad construyen puentes de esperanza donde otros solo ven muros". La celebración contó con la participación activa de internos en lecturas, oraciones y ofrendas, así como con la música del Coro Parroquial de Dosbarrios y la Banda de Cornetas y Tambores “Nuestro Padre Jesús Nazareno” de Dosbarrios. La dirección del centro, encabezada por Zoraida Estepa, y el Ayuntamiento de Dosbarrios colaboraron para que el acto se desarrollara con respeto, orden y fraternidad. Mons. Cerro Chaves recordó que el Jubileo es una llamada a la acción y reflexión, citando al Papa Francisco: "ninguna persona deja de ser hijo de Dios por sus errores" y al Papa León XIV: "este camino jubilar debe servir como referente para construir desde hoy un futuro más justo, reconciliado y lleno de esperanza". La Pastoral Penitenciaria de Toledo hizo un llamamiento a sumarse como voluntarios para acompañar y sembrar esperanza entre quienes más lo necesitan. Al concluir la Eucaristía, los internos regresaron a sus módulos tras haber convertido Ocaña I en un templo de fe, oración y esperanza. |


































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