Cada situación financiera es un mundo y siempre es arriesgado dar consejos generales, pero gracias a su experiencia analizando el mercado de préstamos online en España, Compinero.com nos ofrece una guía para saber si los gastos se nos están yendo de las manos y estamos en riesgo de sufrir problemas financieros.
La vivienda
Cuando los bancos analizan la opción de conceder una hipoteca, generalmente quieren ver que su cliente no asignará más del 30% de sus ingresos regulares al pago de la hipoteca. Por cada punto porcentual que aumenta el pago destinado a la vivienda, aumenta el riesgo de tener problemas financieros.
Hay que tener en cuenta que al pago de la hipoteca hay que añadir los gastos de la comunidad de la vivienda, que en algunos casos pueden ser significativos.
Los préstamos
En la misma línea que lo anterior, no deberíamos destinar a pagar préstamos más del 60% de nuestros ingresos. Además, hay que tener en cuenta que el pago destinado a vivienda y el pago destinado a préstamos no debe ser acumulativo. Es decir, no hablamos de un 30% más un 30%, sino que en total los dos gastos sumados no deben superar esos niveles.
Alcanzar un 45% de nuestros ingresos con la suma de estos conceptos sería una señal de alto riesgo.
Uso indiscriminado de la tarjeta de crédito
Las tarjetas de crédito son un buen recurso, pero muchas personas las utilizan por comodidad aumentando sus gastos de forma innecesaria. En muchos casos, las tarjetas de débito nos ofrecen la misma comodidad y son mucho mejor opción.
Un uso indiscriminado de la tarjeta de crédito suele ser un indicador de que la persona no tiene un control completo sobre sus gastos y es probable que tome decisiones de compra un tanto impulsivas.
Otra señal de riesgo es el número de tarjetas de crédito. Se puede tener más de una, pero cuantas más se tengan, más difícil es llevar un control sobre todo lo que se gasta.
Falta de formación financiera
No hace falta ser un licenciado universitario para no tener problemas con las deudas, pero formarse un poco siempre ayuda. En primer lugar, al entender mejor lo que está pasando es más fácil controlarlo y, en segundo lugar, la formación suele conllevar también un cambio de actitud respecto a los gastos.
Hay muchísimos libros escritos de manera sencilla en los que se explica lo que cualquier cabeza de familia debe saber. De la misma manera, en internet hay mucha información.
Falta de información sobre la deuda
Las personas con problemas de deudas no suelen saber exactamente lo que deben y, lo que es más alarmante, cuando se les pregunta suelen hablar de una cantidad inferior a la real.
Cerrar los ojos y no comprobar los saldos de cuentas y tarjetas de crédito nunca va a ayudar en ninguna situación. Observar el problema, ayuda a ser consciente de él y nos sugestiona para tratar de controlar el gasto.
Mentiras y opacidad
Otro de los indicadores de que la cosa se está yendo de las manos son las mentiras y falta de transparencia respecto a la pareja y otros miembros de la familia.
Por lo general, mientras las deudas no son un problema, nadie tiene reparos en comentar que debe pagar un crédito o un préstamo. Sin embargo, cuando la situación se vuelve dolorosa, esta información se tiende a ocultar y no gusta hablar de ella.
No se está ahorrando
Si no se consigue ahorrar nada durante meses, es un claro indicador de que se está gastando tanto como se ingresa si no es más, de modo que en cuanto ocurra un imprevisto, se tendrá que acudir a más endeudamiento.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, es importante aclarar que para el usuario medio no es necesario tener miedo a endeudarse. Simplemente hay que tomar la decisión tras habernos informado bien y teniendo en cuenta la situación financiera particular. En ocasiones, Según Regina Morales de Compinero, aunque “es común tener algunas deudas, el peligro reside en la probabilidad de que estas se salgan de control”.
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