Establecimientos de barrio, ultraespecializados, que venden sombreros, cuchillos o máquinas de coser capean las dificultades económicas y mantienen sus puertas abiertas
Negocios que (sorprendentemente) resisten a la crisisMarta Castro. Objetivo Castilla La Mancha Un cliente se prueba distintas gorras sin decidirse. Una le aprieta, de la otra no le gusta el color, otra tiene un estampado que no le convence… Es el segundo cliente que entra esa mañana en la Sombrería y Encajería de Ángel Sánchez, situada en la Avenida del Rey Santo de Ciudad Real, casi escondida, sin grandes letreros en la puerta. Finalmente, el cliente se decide. “¿Con el frío que hace hay que llevar la calva protegida!”, bromea. Por fin se cierra la venta. Ángel Sánchez, de 55 años, se hizo con “La encajera” hace dos años, cuando sus anteriores dueños la ponían en venta por jubilación. Sánchez llevaba bastante tiempo en el paro después de haber sido gerente de una empresa relacionada con la construcción. La idea de hacerse cargo de la tienda partió de su mujer, que estaba aprendiendo encaje y que le contó que sus compañeras se estaban preguntando dónde irían a comprar los útiles que necesitan si esa tienda cerraba. “No necesitaba el trabajo para comer”, explica el dueño, de 55 años, “lo hice por el futuro de mi hijo, porque tuviera algo seguro”. Sánchez se hizo cargo del negocio en febrero de 2011 con una clientela ya establecida, pero pronto notó el azote de los recortes, que hizo que su caja estuviera la mitad de vacía que la de sus predecesores. Aunque en éste, su segundo año, reconoce que la cosa va algo mejor. “Mi objetivo es no meter más dinero en el negocio y seguir con él”. “Los clientes me dicen que ojalá no desaparezca la tienda”, explica Sánchez, “la gente está contenta con el género, y saben que si quieren un sombrero de calidad o cualquier material para el encaje aquí pueden encontrarlo. Además, ahora parece que vuelve el sombrero”, dice sonriendo. Con una media de entre cinco y siete ventas diarias, Sánchez reconoce que el negocio no da para hacerse rico pero sí para sobrevivir. Algo parecido le ocurre a Juani Cano, cuya tienda de máquinas de coser en la calle Paloma es otro de los negocios más tradicionales de Ciudad Real. Cano es la cara visible de este negocio desde hace 33 años, cuando su suegro les embarcó a ella y a su marido en la venta de estos aparatos que se compran casi para toda la vida. Juani reconoce que el negocio les da “para ir tirando”. Habla de la crisis pero sobre todo de la competencia que hacen las grandes superficies, que aunque venden cosas “de baratillo” atraen a la gente. Ni siquiera el efecto del fenómeno de “El tiempo entre costuras”, que disparó un 35% la venta de estos productos le ha afectado. “Mi marido y yo lo hemos visto en internet, donde sí parece que hay más movimiento, pero nosotros no lo hemos notado”, confiesa. En toda la mañana entraron en la tienda cuatro o cinco clientas, todas para hacer consultas sobre sus máquinas, pero venta poca. “Nuestro objetivo es seguir mientras que el cuerpo aguante, porque con 55 años no puedes ir a buscar trabajo de cara al público, no te van a coger en otro sitio”, explica Cano. Para hablar, ha dejado de lado una labor que está haciendo mientras espera a los clientes. Aun así, Cano tiene esperanza: “con la crisis mucha gente joven se está animando a coser, y es un público nuevo, aunque las ventas sean de unos productos de menor precio y recorrido”. Y es que para esta veterana del comercio, el secreto es ese: “dar una atención personalizada al cliente, buscarle exactamente lo que pide, ni más ni menos”. “Tengo clientas que siguen viniendo a consultar cosas desde que abrí la tienda, y eso no lo hacen en internet ni en las grandes superficies”. En la plaza calle Borja, cerca de la plaza de El Prado María Luisa Moreno piensa algo similar. “Sobrevivimos por el trato a los clientes y la calidad de los productos que ofrecemos”, comenta la dueña de la cuchillería Moreno desde hace 31 años. Pero cuenta también que las ventas han caído desde la crisis más de un 70%. “Entre los chinos, las grandes superficies y la falta de turismo el negocio no funciona”, explica. Moreno echa de menos ayudas por parte del Ayuntamiento para potenciar el comercio en el centro y también del Gobierno central, como facilitar el pago a la seguridad social. |
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