Matricularse en una universidad extranjera es, para muchos, más que una aventura, una necesidad. Afectados por una tasa de paro juvenil (menores de 25 años) por encima del 40% durante el pasado mes de marzo, los estudiantes españoles ven una solución más allá de las fronteras nacionales. Por un lado, la formación de los centros extranjeros es a menudo más práctica y acorde a las necesidades empresariales. Por otro, el aprendizaje del idioma y de la cultura es un puente hacia el mercado laboral del país en cuestión.
Entre los principales destinos, Estados Unidos destaca como el tercer país por el que más apuestan los jóvenes españoles. Y es que, durante los últimos años, USA registra incrementos consecutivos en lo que a matriculaciones se refiere. En este sentido, solo durante el curso 2015-2016, 6.640 estudiantes de nuestro país cruzaron el Atlántico, según el informe Open Doors 2016.
Con todo, no es raro que nuestro hijo o hija opte por dirigirse a América buscando mejores opciones de futuro. Eso sí, hay que tener claro que los procesos de aceptación en las universidades estadounidenses son largos y poseen un elevado peso burocrático. Como siempre, el primer paso consiste en informarse bien sobre aquellos aspectos fundamentales: planes de estudios, fechas límites para las solicitudes, documentos a entregar, etc.
Este recorrido inicial suele traer consigo desorientación y estrés. Por ello, es importante hacer comprender a nuestro hijo que no está solo. Más allá de las recomendaciones que nosotros mismos podamos darle, existen entidades de referencia a las que dirigirse: los centros del Departamento de Estado de Estados Unidos, así como la propia Oficina de Relaciones Internacionales de su facultad española. Esta última gestiona programas de movilidad entre los que puede se incluyan interesantes becas para estudiar en USA.
Resuelto el tema académico, ha llegado la hora de organizar el viaje. Cómo no, la burocracia vuelve a jugar un papel esencial. Y es que, antes de nada, tendremos que solicitar la visa de estudiante necesaria: la F-1, para estudios académicos o de idiomas.
A continuación, nos preocuparemos por llevar en la maleta todo lo imprescindible, especialmente los documentos oficiales, la tarjeta bancaria y los acuerdos académicos. Pensemos que siempre tendremos la posibilidad de mandar a nuestro hijo aquellos objetos personales que no pueda facturar (como ropa o libros) a través de un servicio de paquetería. En este sentido, destacan los envíos a EEUU con Packlink, una compañía que compara entre más de diez transportistas con el objetivo de ofrecer la mayor velocidad y el mejor precio a sus clientes. Para el caso concreto de USA, Packlink cuenta con servicios a partir de 20 euros.
Por último, resumiremos tres aspectos a cuidar antes de la partida. En primer lugar, es probable que la universidad de destino exija un determinado nivel de inglés, demostrado mediante una puntuación mínima en el examen TOEFL. El segundo punto se refiere al alojamiento, y para superarlo existen dos vías: la búsqueda independiente o la oferta del propio centro de estudios. Para terminar, es recomendable estar al tanto de financiaciones alternativas, a consultar en la sección Financial Aid del portal de la universidad de destino.
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