Algunas personas tienen la capacidad de sobreponerse a situaciones adversas y conseguir salir de ellas habiendo aprendido algo, es decir, creciendo como persona. La definición de resiliencia tiene su origen en la física y se refiere a la capacidad de algunos materiales de volver a su forma original después de haber sido sometidos a cambios o deformaciones. Y este sentido es el que explica la resiliencia que pueden desarrollar las personas tras pasar por situaciones negativas o altamente estresantes, que podrían ser de riesgo para el equilibrio o la fortaleza de la persona. Es como un nenúfar que brota con belleza aunque sus raíces estén en el lodo de una charca.
Estamos hablando también de saber manejar la frustración, de entender que, cuando las cosas no resultan tal como esperamos, supone que tenemos que volver a intentarlo, con nuevos aprendizajes, corrigiendo lo que nos parece que no ha servido. La resiliencia se relaciona directamente con la forma de gestionar los cambios y la capacidad de adaptarnos a ellos. Hemos podido observar que algunas personas ofrecen más resistencia al cambio que otras, y esto tiene que ver con algunas cuestiones que, a su vez, favorecen que desarrollemos la resiliencia.
Tener una autoestima adecuada, ser consciente de tus cualidades y de para qué puedes utilizarlas, entrenar la confianza en tus fortalezas y proponerte aspectos de mejora.
Tener claros tus objetivos o el para qué haces las cosas que haces. Saber lo que te gusta, lo que se te da bien y lo que estás en disposición de fomentar y compartir con los demás, en forma de trabajo o en otra modalidad de acción.
Identifica y controla tus emociones y reacciones. Saber lo que sientes en cada momento, saber controlar y modular las reacciones que eso puede producir en tu entorno. Aprender a cuidar tus emociones positivas para sentirte bien, fomentando lo que te produce bienestar.
Entrena tu flexibilidad y tu creatividad en la forma de interpretar la realidad que te rodea. Piensa que tienes muchos recursos, los que ya conoces y has utilizado otras veces, y los que puedes aprender y encontrar en nuevas experiencias. Busca más opciones que las que se ven a simple vista y contempla otras soluciones nuevas.
Y recuerda que si pones agua a hervir y le añades zanahorias, huevos y granos de café; las primeras se ablandan, los segundos se vuelven duros y el café se transforma en una reconfortante bebida caliente, se adapta y cambia el medio para que no le sea hostil.
catalinafuster.com | Psicóloga y Coach
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