María Alfonso de Meneses, pasó a la historia como María de Molina. Fue Señora de Molina e hija del Infante Alfonso de Molina y de su tercera esposa, Mayor Alfonso de Meneses
Mujeres que dejaron huella en la historia, María de MolinaObjetivo CLM María Alfonso de Meneses, pasó a la historia como María de Molina. Fue Señora de Molina e hija del Infante Alfonso de Molina y de su tercera esposa, Mayor Alfonso de Meneses. Nació en el año 1264. Casó con Sancho IV de Castilla, y por tanto, reina consorte desde 1284 hasta 1295. Su matrimonio se inició con graves problemas. No cuenta dispensa papal debido al grado de consanguinidad de los contrayentes y al matrimonio que el Infante Sancho había contraído con Guillerma de Montcada. Ele matrimonio no agradó al rey Alfonso X “El Sabio”. La causa fue que el infante Sancho hizo valer sus derechos al trono de Castilla en detrimento de los hijos de Don Fernando de la Cerda, primogénito de Alfonso X y fallecido en 1275. En abril de 1284 fallece en Sevilla Alfonso X . Deja como heredero a su nieto Alfonso de la Cerda. Al día siguiente Sancho IV es proclamado soberano de Castilla, reconoce como reina a María de Molina, y a su hija, la infanta Isabel de Castilla, como heredera del trono. Sevilla apoya a D. Alfonso de la Cerda con la ayuda del rey de Francia por ser los Infantes de la Cerda sus sobrinos. La reina se afana en obtener la dispensa pontificia para que su matrimonio sea legítimo y sus hijos reconocidos como herederos. El Papa Nicolás IV se niega a concederle la dispensa. Sancho IV pide a Felipe IV rey en Francia que interceda ante el nuevo Papa para obtener la dispensa que legitime su matrimonio con María de Molina. Sin embargo, el propósito de Felipe IV era que el rey repudiase a María de Molina y que se casase con una hermana suya.
El 25 de abril fe 1295 fallece el rey Sancho IV. Deja como heredero al Infante Don Fernando que cuenta nueve años de edad. Puesto que su matrimonio es ilegítimo, María de Molina, ha de luchar por afianzar el trono de su hijo. Juan de Castilla , el infante Enrique de Castilla se unen al pleito de los infantes de la Cerda, apoyados por Francia , Aragón y por su abuela la reina Violante de Aragón, viuda de Alfonso X. Existen problemas con Aragón, Portugal y Francia. Diego López de Haro, señor de Vizcaya, Nuño González de Lara, y Juan Núñez de Lara, entre otros muchos, siembran la confusión y la anarquía en el reino. En las Cortes de Valladolid de 1295, el infante Enrique de Castilla el Senador fue nombrado tutor del rey, pero María de Molina consigue que se le otorgue la custodia de su hijo. El verano de 1295, la reina María de Molina y el infante Enrique se entrevistan en Ciudad Rodrigo con el rey Dionisio I de Portugal. Se acuerdan los esponsales entre Fernando IV y la infanta Constanza de Portugal y de la Infanta Beatriz de Castilla con el Infante Alfonso, heredero al trono portugués.
En abril de 1296 Alfonso de la Cerda invade el reino de Castilla y León acompañado por tropas aragonesas, se dirige a León y proclama al infante Juan rey de León, de Sevilla y de Galicia. Alfonso de la Cerda es proclamado rey de Castilla, Toledo, Córdoba, Murcia y Jaén. El día 25 de agosto de 1296, falleció el infante Pedro de Aragón, víctima de la peste, perdiendo con ello el infante Juan a uno de sus valedores. Ante este panorama la reina María de Molina amenaza al rey de Portugal con romper los acuerdos del año anterior si persistían sus ataques a Castilla y su apoyo al infante Juan y a Alfonso de la Cerda. El soberano de Portugal, ante las presiones de María de Molina y las deserciones en el bando del infante Juan, regresa a Portugal. Con el tratado de Alcañices, en 1297, se establecen las fronteras en Castilla y Portugal, se confirma el pacto matrimonial ya proyectado, la ayuda de Portugal en la lucha contra el infante Juan de Castilla, se asegu el trono de Fernando IV de Castilla y las fronteras entonces establecidas aún persisten. En las Cortes de Valladolid de 1300 María de Molina reúne la cantidad necesaria de dinero con la que poder persuadir al Papa Bonifacio VIII para que emita la bula que legitime con Sancho IV. En esas mismas Cortes el infante Juan de Castilla renuncia a sus pretensiones al trono y jura fidelidad a Fernando IV y a sus sucesores. En noviembre de 1301se hace pública la bula por la que el papa Bonifacio VIII legitimaba el matrimonio de la reina María de Molina con el difunto rey Sancho IV. Al mismo tiempo, se declaró la mayoría de edad de Fernando IV. El infante Enrique amenaza a la reina con declarar la guerra a Fernando IV y a ella misma si el rey no se aparta de la influencia de los ricoshombres que le rodean. María de Molina intercede ante los nobles y ricoshombres que, a su vez, amenazan con levantarse en armas contra Fernando IV. El infante Enrique propone a María de Molina que el Alfonso de la Cerda se convierta en rey de León, case con la infanta Isabel, hija de María de Molina y que el infante Pedro, hermano de Enrique IV, sea proclamado rey de Castilla y se despose con una hija de Jaime II de Aragón. El plan que hubiera supuesto la desmembración del Reino de Castilla y León y la renuncia de Fernando IV fue rechazado por María de Molina. Ante la enfermedad del infante Enrique, la reina, temerosa de que sus señoríos y castillos pasasen a ser de don Juan Manuel y de Lope Díaz de Haro Molina envía órdenes a todas las fortalezas del infante moribundo, en las que se disponía que si el infante Enrique falleciese, los castillos se entregasen a las tropas del rey, a quien pertenecían. En las Cortes de Valladolid de 1307, María de Molina intenta poner fin al pleito sobre el Señorío de Vizcaya. Para ello contó con la ayuda de su hermanastra Juana Alfonso de Molina. En las Cortes de Burgos de 1308 Fernando IV intentó poner orden en los asuntos de sus reinos, lograr un equilibrio presupuestario, reorganizar la administración de la Corte, y recortar las atribuciones del infante Juan, aspecto éste último no conseguido por el monarca. En las Cortes de Madrid de 1309 recaba subsidios para emprender la guerra contra el reino nazarí de Granada. Las Cortes aprobaron la concesión de cinco servicios, destinados a pagar las soldadas de los ricoshombres e hidalgos. En enero de 1310 el rey Fernando IV decide negociar un acuerdo con los granadinos, por el que a cambio de levantar el asedio de Algeciras Fernando IV recibirá Quesada y Bedmar y 50.000 doblas de oro, el rey ordenó levantar el asedio a finales de enero de 1310. María de Molina hubo, una vez más, de negociar para salvar el trono de su hijo. Lo hizo con el infante Juan pues no quería enfrentamientos con él y sus partidarios. La reina María de Molina estuvo acompañada por el arzobispo de Santiago de Compostela y los obispos de León, Lugo, Mondoñedo y Palencia. Ambos bandos llegaron a un acuerdo que no gustó a la reina Constanza, esposa de Fernando IV, ni a Juan Núñez de Lara, enemistado con el infante Juan. Poco después, Fernando IV se entrevistó con el infante Juan de Castilla. En abril de 1311, hallándose en Palencia, Fernando IV enfermó de gravedad y hubo de ser trasladado a Valladolid. De nuevo surgieron las intrigas. En el otoño de 1311 una conspiración pretendía destronar a Fernando IV a y colocar en el trono de Castilla a su hermano, el infante Pedro de Castilla. Fernando IV de Castilla falleció el día 7 de septiembre de 1312 en la ciudad de Jaén, sin que nadie le viera morir. El infante Juan de Castilla y Juan Núñez de Lara al tener conocimiento de la muerte del rey Fernando IV, solicitan a la reina María de Molina, que se haga de la tutoría de su nieto Alfonso XI de Castilla, que contaba con un año de edad. La reina se negó y les solicitó que hablasen de ello con su hijo, el infante Pedro. Juan Núñez de Lara intentó entonces apoderarse del niño rey hecho que no consigue. Al mismo tiempo el infante Pedro obtiene la aprobación de la reina María de Molina para ser tutor de su sobrino Alfonso XI durante su minoría de edad. Las dobles Cortes de Palencia de 1313 dieron origen a dos ordenamientos distintos, siendo uno de ellos otorgado por el infante Juan, como tutor de Alfonso XI, a los concejos de Castilla, León, Extremadura, Galicia y Asturias, territorios en los que predominaban sus propios partidarios. El otro ordenamiento fue promulgado por la reina María de Molina y por su hijo, el infante Pedro, como tutores conjuntos de Alfonso XI, y fue librado a petición de los concejos de Castilla, León, Toledo, las Extremaduras, Galicia, Asturias y Andalucía. En la llamada Concordia de Palazuelos, firmada en el año 1314, se encomendó la tutoría de Alfonso XI de Castilla a sus tíos, los infantes Juan y Pedro de Castilla, y a su abuela, la reina María de Molina. Se acordó que la Cancillería del reino se hallase junto al rey, que los tutores tomasen cartas blancas para los pleitos que hubieran de resolver en las villas, que destruyesen los sellos reales que habían usado hasta entonces, y que ejerciesen como tales en los lugares en los que habían sido designados. En las Cortes de Burgos de 1315 se ratificó lo dispuesto en la Concordia de Palazuelos de 1314. La muerte de los infantes Juan y Pedro supuso el ascenso en la Corte castellano-leonesa del infante Felipe de Castilla. La reina María de Molina solicita la intervención del Papa Juan XXII, para conseguir restablecer el orden entre las distintas facciones rivales. En 1320 se acordó en Talavera de la Reina que la tutoría del rey Alfonso XI sería ejercida por su abuela paterna la reina María de Molina, por el infante Felipe de Castilla, hijo de María de Molina, y por don Juan Manuel. Este sistema fomentó el desorden en el reino de Castilla y de León. En el año 1321 la reina María de Molina enfermó de gravedad y dispuso su alojamiento en el convento de San Francisco de Valladolid. Su nieto Alfonso XI contaba con diez años de edad, y la reina convocó a los caballeros del concejo de Valladolid y les encomendó a su nieto a fin de que velasen por él, le cuidasen y le protegiesen. Asimismo, la reina les encomendó a su nieta Leonor de Castilla, hermana de Alfonso XI y futura esposa de Alfonso IV de Aragón. El día 29 de junio de 1321, Pedro Sánchez escribió el testamento de la reina. Pidió ser enterrada en el monasterio de las Huelgas de Valladolid. Dispuso el pago de sus deudas y distribuyó numerosas rentas, legados y propiedades. Firmaron como testigos Nuño Pérez de Monroy, el mayordomo Sánchez de Velasco, escribanos, vecinos de Valladolid y varios criados de la reina. Los caballeros de la villa se hicieron cargo del rey y se organizó el entierro, que presidió el cardenal legado de Santa Sabina. María de Molina falleció el día 1 de julio, dos días después de haber otorgado su testamento. María de Molina fue pronto fuente de inspiración para dramas históricos y novelas históricas. Tirso de Molina centró en ella una de sus obras maestras “ La prudencia en la mujer”. El poeta del Romanticismo Mariano Roca de Togores, marqués de Molíns, escribió “ Doña María de Molina”. Así mismo, Almudena de Arteaga, la cual escribió “María de Molina. Tres coronas medievales", obra con la cual ganó el premio de novela histórica “Alfonso X el Sabio” del año 2004. |
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