"Querida Pandora:
En uno de mis últimos viajes encontré algo que me recordó a ti. Como ya la habrás visto (tu curiosidad y sed de saber siempre te pudo), imaginarás que fue a Rusia. La vi y tuve la necesidad de tenerla. Era tan hermosa, tan mayestática que me dejó obnubilado. Más admirado me quedé cuando la abrí y descubrí que albergaba otra más pequeña, y ésta a su vez a otra y otra y otra, hasta llegar a una muy chiquitina. La única diferencia era el tamaño, ¡eran tan parecidas! Sin embargo, observé que todas ellas tenían en común una cosa: sus ojos. Eran tan brillantes, vivaces y alegres, que me recordaron a ti...
Cuando abrí tu caja, que no es más que tú y tu esencia, pensaba que destaparía la caja de los truenos (ante una gran Matrioska hierática ¿qué podía esperar?), mas mi curiosidad y arrojo nunca fueron impedimento para conseguir lo que quería. Abrí la primera muñeca y descubrí otra más humana, y dentro de ésta otra mucho más interesante, con pequeños detalles que no debía dejar escapar, y así destapé una tras otra hasta llegar a la más pequeña, a la más dulce de todas. Como tú. Entonces entendí que mi incipiente ignorancia no me dejaba ver más allá de lo que imaginaba que contendrías, truenos, y que mi valentía, mi paciencia, mi deseo y mi ilusión hicieron ver que contenías algo muy chiquitito, delicado, dulce...
Pandora, mi pequeña, mi niña, mi mujer. Siempre lo fuiste y aunque llevemos distintos caminos y jamás nos volvamos a encontrar, lo serás. ¿Ves? Como la Matrioska mayor y la matrioska menor. Siempre me mantuviste en vilo al no saber qué mujer (matrioska) me encontraría y no me arrepiento (ni se arrepentirá el hombre que ocupe nuevamente tu corazón, pues será el hombre más afortunado que pueda existir), porque cada una de ellas es más increíble y asombrosa que la anterior... Pero todas ellas tenían en común una cosa: tu dulce mirada. Y tu sonrisa. La mejor recompensa que pude tener al aventurarme en conocerte.
Aunque haya pasado el tiempo y nos hayamos olvidado, estás ahí, apareces de vez en cuando y te veo a mi lado. Quizás no te ocurra igual, pero si alguna vez me necesitas (sé que no será así y ese hombre afortunado te colma de todo lo que mereces), siéntate en un lugar tranquilo, la brisa me llevará allá dónde estés y allí estaré, contigo, acurrucándote entre mis brazos acariciando tus negros cabellos, cuidando de ti.
Pandora...
Siempre tuyo
Corto Maltés."
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