Dian Fossey vivió la luz en Fairfax, California, el 16 de enero de 1932. Sus padres George y Kitty se divorciaron cuando era pequeña. Su padre se convirtió en un alcohlólico que sostuvo algunos problemas con la ley por lo que Dian permaneció con su madre que un año después de su separación se casó don Richard Price.
Amante de los animales en casa nunca le permitieron tenerlos, excepto un pez de colores. Finalizada su enseñanza secundaria en 1949 se matricula en el “Marin Junior Collage” para cursar economía por indicación de su padrastro.
Después de su primer curso en la universidad le brindan la ocasión de trabajar en un rancho de Montana durante el verano. En él pudo rescatar su entusiasmo por los animales y la naturaleza.
En 1950 decide matricularse en veterinaria en la Universidad de California. Le atrae la Biología pero se siente incomoda con las denominadas “ciencias duras”, a saber, la Física y la Química por lo que en segundo curso decide abandonar la carrera.
En 1952 se matricula en el “San Jose State Collage” para llevar a cabo estudios de Terapia Ocupacional y llega a graduarse en 1954.
Trabaja varios años en el Hospital de Kosair, en Louisville, Kentucky donde conoce a Mary White secretaria del Hospital. Mary invita a Dian a viajar juntas a África pero Dian no tiene suficiente dinero para hacerlo.
Desde ese mismo instante empezó a ahorrar todo cuanto pudiese para hacer realidad su sueño de viajar a África. El viaje lo efectúa en 1963 gracias a un empréstito hipotecando, así, varios años de trabajo. Este viaje le cambiaria la vida, en él descubriría su verdadera vocación y la haría mundialmente famosa.
Leyó todos los libros que pudo descubrir sobre África y de forma singular el libro titulado “The Year of the Gorilla” del zoólogo George Schaller. Su lectura avivó en ella el afán de descubrir nuevas realidades sobre los gorilas que habitaban en las montañas de África y de los que hablaba el libro.
Su primera visita se prolongó por espacio de unas semanas. En Nairobi coincidió con el prestigioso antropólogo Louis Leakey. Le expuso su interés y fascinación por indagar sobre la vida de los gorilas de montaña.
Fue en este viaje donde ella entró se familiarizó por primera vez con el entorno de los gorilas, en el Monte Mikeno. Esto le convenció de cual sería su misión en el futuro. Retorna a Louisville prosigue con su trabajo de terapeuta ocupacional.
En 1966 vuelve a coincidir con Louis Leakey en Louisville en una conferencia. Dian le insiste en su deseo de regresar a África para investigar sobre la vida de los gorilas. Leakey acepta su propuesta pues está convencido de que las mujeres poseen muchas más capacidades y sensibilidad para trabajar con estos animales que los hombres.
Tímida a la vez que poseedora de un fuerte carácter fueron cualidades determinantes para desarrollar su labor y se transformara en una implacable defensora de los gorilas.
En las postrimerías de 1966 Dian llegó al Congo, el actual Ziare, para asentar su campamento de trabajo en las montañas de Virunga. La inseguridad del país hizo que se trasladase a Ruanda, entre el Monte Karisimbi y el Monte Visote, próxima a las fronteras de Zaire y Uganda. Allí fundó el Karisoke Research Center, que funcionó entre 1967 y 1980.
No llegó a detentar mucha sabiduría en zoología pero lo suplía con una gran dosis de voluntad y un autentica pasión por la naturaleza, sobre todo, por esos gigantes peludos que se convertirían en su familia.
Hacer funcionar el centro Karisoke Research Center no resultó tarea fácil. La orografía del terreno y la poca fiabilidad de las autoridades locales jugaban en su contra. Para su disquisición se apoyó en el trabajo de George Shaller y el sistema de Jane Goodall.
Una de sus disciplinas residía en conceder un nombre propio a cada gorila para distinguirlo de los demás y así poder hacer su trabajo más fácilmente. Observó que si repetía el modus vivendi de los animales podría llegar a estar más cerca de ellos.
Sus logros consiguieron modificar el estereotipo que se tenía de los gorilas, pues se les creía violentos y carnívoros.
Su coraje y valentía la llevaron a luchar en contra de la caza furtiva que estaba exterminando a los gorilas. Son muchos lo que piensan que sin este arrojo los gorilas, en la actualidad, habrían pasado a ser una especie extinguida.
Uno de sus gorilas que atendía por el nombre de Digit y con el cual llegó a establecer una mayor comunicación murió en una celada de cazadores furtivos por defender a su grupo familiar.
La reacción de Dian fue terrible. Se dedicó a perseguir a los cazadores furtivos con trampas, se enfrentó con el gobierno de Ruanda porque creía que no actuaban con la suficiente firmeza contra los furtivos o porque sospechaba que existía cierta connivencia entre los furtivos y el gobierno. Este comportamiento le granjeó muchos enemigos incluso entre la población local, que en ocasiones acudía a esta práctica por pura supervivencia.
Tiempo después creó la Fundación Digit para recabar fondos que ayudaran a la protección de los gorilas, esos tranquilos y misteriosos seres que ella defendería hasta el final de su vida. A ello contribuyeron los reportajes publicados en la revista National Geographic. Así como el documental emitido por National Geographic Channel gracias al material que en 1968 había filmado el fotógrafo de vida salvaje Bob Campbell.
En el año 1974 torna a Estados Unidos y obtiene su título de Zoología por la Universidad de Cambridge.
Ese amor desmesurado por los gorilas contribuyó a que muchas personas la tacharan de emocionalmente inestable pues prefería el contacto con los gorilas antes que el de los seres humanos.
En 1980 aceptó trabajar como profesora para la Universidad de Cornwell y empezó la escritura de su libro “Gorilas en la niebla”. Se publica en 1983 con gran éxito y para entonces está valorada como la principal autoridad del mundo en el estudio de la fisiología y el comportamiento de los gorilas de montaña.
De regreso a Ruanda se dedica al cuidado de los gorilas y a luchar por salvaguardarlos de los cazadores furtivos y de su desaparición.
Dian Fossey fue asesinada a machetazos en su vivienda de Karisoke el 27 de Diciembre de 1985. Fue sepultada en el lugar que ella misma había levantado para sus gorilas muertos y cerca de su gorila preferido Digit. En su tumba, reza un epitafio que alude a la investigadora con el nombre de Nyiramachabelli, alias con el que los ruandeses la definían y que significa «la mujer que supo adaptarse al bosque». Los servicios conmemorativos se llevaron a cabo también en Nueva York, Washington y California.
En su testamento dejaba todos sus bienes a la Fundación Digit para sufragar los gastos de las patrullas contra la caza furtiva. Su madre, Kitty, lo refutó y ganó el pleito.
La última frase que escribió en su diario fue “«Cuando te das cuenta del valor de la vida, uno se preocupa menos por discutir sobre el pasado, y se concentra más en la conservación para el futuro».
Su vida fue rememorada en la película “Gorilas en la Niebla” en 1988, protagonizada por Sigourney Weaver.
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