Mujeres que dejaron huella en la historia, Audrey Hepburn

Audrey Kathleen Ruston, conocida mundialmente como Audrey Hepburn, viene al mundo en Ixelles/Elsene un municipio de Bruselas el 4 de mayo de 1929

Imagen: Mujeres que dejaron huella en la historia, Audrey Hepburn
Objetivo CLM - Lucía Ballesteros
Lunes, 09/03/2015 | Internacional | Portada, Sociedad, Cultura

Audrey Kathleen Ruston, conocida mundialmente como Audrey Hepburn, viene al mundo en Ixelles/Elsene un municipio de Bruselas el 4 de mayo de 1929.  Es hija única del inglés Joseph Victor Anthony Ruston y de su segunda esposa, la baronesa Ella Van Heemstra. Su padre agregó posteriormente a su apellido el paterno el materno y así quedó convertido en Hepburn-Ruston. Audrey tenía dos hermanos de madre Arnoud Roberto Alexander “Alex” Quarles van Ufford y  Ian Edgar Bruce Quarles van Ufford.

Su madre era descendiente del rey Eduardo III de Inglaterra y del consorte  escocés James Hepburn, cuarto Conde de Bothwell, de quien Katharine Hepburn se consideraba descendiente.

El padre de Hepburn trabajaba para una compañía de seguros británica lo que supuso que la familia tuviera la coyuntura de viajar con relativa frecuencia entre Bruseles, Inglaterra y los Países Bajos. Entre los años 1935 y 1938 Hepburn se instruye en una academia privada y femenina en  Condado de Kent, Inglaterra.

En 1935 sus padres se divorcian y su padre  afín a la ideología nazi abandona a la familia. Tanto su padre como su madre según narra Unity Mitford, amiga de Ella van Heemstra , son seguidores de Hitler. Esta época de su existencia Audrey siempre la juzgó como «el momento más traumático de su vida».

Más adelante llegó a localizar a su padre en Dublín gracias a la gestión de la Cruz Roja. A partir de entonces siempre se mantuvo cerca de él y le ayudó económicamente hasta su fallecimiento.

En 1939 se desplaza junto con su madre y sus hermanos a casa de su abuelo en Arnhem; Paises Bajos; en la esperanza de que Holanda sería un lugar seguro para dejar atrás al ejército nazi. Allí acudió al conservatorio entre 1939 y 1945 donde estudió piano y ballet clásico junto con sus estudios escolares.

En su juventud sufrió los horrores de la Segunda Guerra Mundial, primero en Bélgica y luego en los Países Bajos. Para esquivar sus orígenes ingleses su madre la llamaba Edda Van Heemstra, como ella, y la obligó a hablar holandés. Así, Audrey hablaba correctamente inglés, francés, holandés e italiano, hablaba un poco de alemán y también de español.

Se preparó para ser bailarina pero la guerra destrozó su constitución física y si bien continuó estudiando y practicando optó por dedicarse a la interpretación. En 1944 era una reputada bailarina que bailaba en la clandestinidad; el dinero que recaudaba lo entrega a la resistencia holandesa. De aquellos tiempos diría  «El mejor público que he tenido; no hacía ni un solo sonido al terminar mi actuación».

El desembarco Normandía  hizo que la situación en Holanda fuera de absoluta miseria. Los alemanes decomisaron los alimentos y el combustible de la población holandesa. Los habitantes llegaron a morir de hambre y frío en las calles. Hepburn y otros muchos ciudadanos hacían harina a partir de los tulipanes que después convertían en galletas y tartas. La escasez de alimentos y por ende la mala alimentación hizo que Audrey padeciera anemia y problemas respiratorios. En 1991 Audrey llegó a decir: «Tengo recuerdos. Recuerdo estar en la estación de tren viendo como se llevaban a los judíos, y recuerdo en particular a un niño con sus padres, muy pálido, muy rubio, usando un abrigo que le quedaba muy grande, entrando en el tren. Yo era una niña observando a un niño».

Cuando leyó el  Diario de Ana Frank se vió reflejada en él. Ambas contaban la misma edad y  llegó a decir “. Lo leí  me destruyó. El libro tiene ese efecto sobre muchos lectores, pero yo no lo veía así, no solo como páginas impresas; era mi vida. No sabía lo que iba a leer. No he vuelto a ser la misma, me afectó profundamente».

Cuando el país fue liberado por las fuerzas aliadas y la Administración de las Naciones Unidas para el Auxilio y la Rehabilitación intervino en el mismo, Hepburn llega a narrar que se comió un paquete entero de leche condensada y enfermó por el exceso de azúcar.Estas vivencias la llevaron a estar siempre colaborando con UNICEF durante el resto de su vida.

Tras finalizar la guerra, en 1945 abandona Amhem y se traslada a Amsterdan donde sigue practicando el ballet de la mano de Sonia Gaskell. En 1948 marcha a Londres y sigue con el ballet, en esta ocasión con Marie Rambert, profesora de Vaslav Nijinsky uno de los más acreditados bailarines de la historia de la danza. El ser relativamente alta, pues medía un metro sesenta y siete centímetros y su delgadez consecuencia de su malnutrición que rayó en la anorexia no eran buenas compañeras para destacar como bailarina.

Su carrera como actriz se inicia con la película de corte educativo “Holandés en siete lecciones”. Pasó luego a protagonizar producciones musicales como High Button Shoes y Sauce Piquante. Mientras se producía el rodaje de Monte Carlo Baby fue seleccionada para protagonizar el musical Broadway Gigi, estrenado el 24 de noviembre de 1951. La reportera Sidonie-Gabrielle Colette dijo sobre Audrey: «¡Voilà!, ¡ésta es nuestra Gigi!»; y  Audrey ganó el Theatre World Award por su debut.

Pero sin duda el papel que la lanzó al estrellato fue la película “Vacaciones en Roma” junto a Gregory Peck y que fue dirigida por William Wyler.

En un primer momento los productores querían a Elizabeth Taylor para interpretar el papel, pero  William Wyler quedó fascinado ante le prueba de cámara de Audrey hasta el extremo que llegó a comentar “«Tiene todas las cosas que busco: encanto, inocencia y talento. Además es muy divertida. Es absolutamente encantadora. No dudamos en decir que es nuestra chica».

Para entones Gregory Peck era ya toda una estrella y aún así no dudó en que el nombre de Audrey Hepburn fuera al mismo nivel que el suyo en los créditos de la película. Gracias al éxito de la película Audrey Hepburn fue portada de la revista TIME el 7 de septiembre de 1953.

Pudo seguir con el musical Gigi gracias al contrato que tenía firmado con la Paramount que le permitía tener doce meses entre película y película para dedicarse al teatro.

Se convirtió en una de las actrices más queridas por su belleza, sencillez, elegancia y transparencia.

Protagonizó “Dos en la carretera”, “Cómo robar un millón”, “Una cara con ángel”, “My Fair Lady”, pero sin duda su mejor papel fue el de Holly Golightly en “Desayuno con diamantes” aunque para ella su interpretación  más importante fuera la de la hermana Lucas en “Historia de una monja”. Sin embargo el único Oscar que llegó a conseguir fue por su interpretación en “Vacaciones en Roma”. Hepburn fue la primera actriz en ganar un Oscar, un Globo de Oro y un premio BAFTA por una sola actuación: “Vacaciones en Roma” en 1954

Tras “Vacaciones en Roma” trabajó con Humphrey Bogart y William Holden en “Sabrina”, cuyo vestuario corrió a cargo del diseñador Huber de Givenchy.  Givenchy creyó, en un principio,  que se trataba de Katharine Herburn y se negó a vestirla, al final rectificó y acabaron por consolidar una gran amistas.

En el escenario y con la obra Ondine de Jean Giraudoux  obtuvo premio Tony  a la mejor actriz.

En “Una cara con ángel” consiguió bailar con Fred Astaire; y en “Historia de una monja” uno de sus papeles más dramáticos y atrevidos. Su interpretación de Holly Golightly en “Desayuno con diamantes” acabó por convertirla en la actriz más popular de Hollywood; en sus orígenes el papel se había escrito pensando en Marily Monroe pero ésta lo rechazó.  

Con Shirley MacLaine protagonizó en 1961 “La Calumnia” dirigida por William Wyler. Con Cary Grant “Charada” en 1963 a la que siguió “My Fair Lady” de George Cukor.

Se casó dos veces, la primera con el actor Mel Ferrer con el que tuvo un hijo Sean encargado de gestionar la fundación Audrey Hepburn Childhood. La segunda con Andrea Dotti con quien tuvo a su segundo hijo Luca.

Desde 1967 sólo aparecía esporádicamente en el cine, destaca de esta època “Sola en la oscuridad”, “Robin y Marian con Sean Connery y “Always” de Steven Spilberg en 1988 siendo ésta su última película.

Sus últimos años los consagró, anteponiendo su salud, a las causas del sida, la malnutrición infantil en el mundo siempre de la mano de UNICEF.

Falleció de cáncer de colon en su casa de Tolochenaz en Suiza el 20 de enero de 1993 a los 63 años de edad. Ese mismo día, Elizabeth Taylor comento «Dios estaría contento de tener un ángel como Audrey con Él».

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