Su situación privilegiada hace que este municipio de la provincia de Guadalajara, sea protagonista de uno de los escenarios más bellos de la región.
Aun no estando del todo claro su origen, existen indicios de una muy antigua ocupación histórica, desde tiempo prerromanos; quedando constancia de su gran pasado histórico así como sus tradiciones y singulares costumbres. Un pueblo, que recoge miles de vivencias detrás de cada rincón poseedores, todos ellos, de una gran belleza.
Entre la llanura de la Alcarria y el valle del Tajo se encuentra esta pequeña población repleta de construcciones antiquísimas y blasonados edificios representativos de otras épocas. Existen en la localidad monumentos dignos de ser admirados:
La iglesia de San Pedro, cuya portada, es uno de los mayores ejemplos del plateresco en la provincia.
La Playa Mayor, de aspecto trapezoidal donde se encuentra el Ayuntamiento, de estilo renacentista.
La Picota o rollo en la cual sobresalen cuatro cabezas de animales.
El convento de las Carmelitas, fundado en 1688, siendo el lugar donde se guardan las cartas manuscritas de Ana de San Bartolomé y Santa Teresa de Jesús.
Sin olvidarnos de las casas nobiliarias, como la de los Condes de Romanones, la Casa del Duende o la Casa de los López Hidalgo.
Es visita obligada, el paseo por el entorno que lo envuelve para el disfrute de la naturaleza, en particular, destaca la visita del valle que desciende hasta el Tajo dese el lugar llamado “La Nevera”. En cualquier época del año tiene una belleza muy singular viéndose al fondo los dos cerros llamados “Las Tetas de Viana”.
Y es que, ya lo decía Camilo José Cela, en su Viaje a la Alcarria: “Budía es un pueblo grande, con casa antiguas, con un pasado probablemente esplendoroso”
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