El Consorcio de la Ciudad de Toledo ya ha finalizado las obras de restauración de la fachada principal del antiguo Palacio de los Toledo, inmueble originario del siglo XIV que está situado en la calle Ciudad del Casco Histórico, muy próximo a la plaza del Ayuntamiento y a la Catedral Primada.
Se trata de una impresionante fachada, de 182 metros cuadrados de extensión y de gran valor patrimonial, cuya actuación ha permitido conservar los sillares originales a ambos lados de la portada del edificio, hallados durante las labores de restauración.
Una decisión que se adoptó tras los hallazgos ofrecidos por las catas murarias realizadas en el proceso de ejecución de la obra en este inmueble de viviendas para residentes del Casco Histórico. Fue entonces cuando se localizaron algunos elementos inéditos correspondientes con la primera edificación de la edificación mudéjar.
En concreto, grandes sillares de granito, conservados en buen estado y en gran cantidad, lo que permite la correcta lectura estética de la portada y su puesta en valor.
Nivel de protección ‘P’
Se planteó entonces la actualización de las previsiones iniciales para mostrar estos dos lienzos laterales, ya que en sí mismos constituyen un elemento de gran interés patrimonial en un inmueble que cuenta con un nivel de protección ‘P’ en el Plan Especial del Casco Histórico de Toledo.
Visto bueno de Patrimonio y datos técnicos
Los responsables de arquitectura y de restauración de la fachada emitieron un informe, enviado al área de Patrimonio de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, para actualizar el proyecto y conservar los paramentos de los sillares originales a ambos lado de la portada, que son contemporáneos a la misma.
La obra se ha desarrollado con una inversión de 127.000 euros y la empresa responsable de su ejecución ha sido ‘Desarrollos Técnicos Ardosan SL’. El proyecto de obra está redactado por la arquitecta Ana Peña y las actuaciones arqueológicas y de restauración están dirigidas por la arqueóloga e historiadora del arte Mª José Mendoza y por la restauradora Carla Olivé, respectivamente. Antonio García Aranda es el arquitecto técnico.
Tras esta intervención del Consorcio, la fachada de este inmueble histórico ya luce restaurada en la línea de las actuaciones desarrolladas por la institución destinadas a la conservación y la mejora del patrimonio residencial desde hace más de 20 años.
Con anterioridad a este proyecto, el Consorcio intervino en este edificio en la rehabilitación de sus cubiertas, incluido el alero y en la dotación de un sistema de recogida de aguas pluviales.
También ha intervenido recientemente en la centralización de gran parte de las instalaciones comunes del edificio así como en la reforma interior de alguna de las viviendas.
El inmueble consta de cuatro plantas en el ala Este-Oeste y cinco plantas en ala Norte-Sur y un total de 12 viviendas, según la oficina del Catastro, así como dos locales comerciales en la planta baja.
La historia del Palacio
La Casa de los Toledo, también llamado Palacio de los Toledo, es una de las más distinguibles de época bajomedieval que se pueden admirar hoy en la ciudad. Su génesis, aunque controvertida en cuanto a quién ordenó su construcción, está íntimamente ligada a la casa de los Toledo, que acabó convirtiéndose después en la Casa de Alba y en una de las más influyentes en la monarquía hispánica durante la Edad Moderna.
El origen de este palacio tuvo que ser erigido como muy tarde en el último tercio del siglo XIV, pues el escudo que aparece en el tímpano del arco de la portada de piedra es el primigenio utilizado por la familia de los Toledo.
Precisamente esta puerta es el principal elemento historicista, al ser el único elemento conservado en superficie del edificio primitivo. Está encuadrado por varias semicolumnas anilladas, sobre las que descansa una cornisa en una moldura decorada con bolas góticas.
En su interior se asienta un gran arco que reposa sobre pilastras de sección ochavada y rematadas con capiteles a la altura del anillamiento de las columnas exteriores y la decoración de vegetal.
Las hojas de vid, junto a las de roble, serán una tónica bastante habitual en la decoración mudéjar toledana que, a diferencia de las usadas en las yeserías nazaríes, por ejemplo, destacan por su gran naturalidad.
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