También conocido como el vaticano manchego este pequeño municipio de la provincia de Ciudad Real tiene una de las plazas más bonitas de Castilla la Mancha.
Dicha plaza (La Plaza Mayor) es un enorme rectángulo con 53 metros de largo y 21 de ancho, rodeada de columnas de piedra que sirven de soporte de los pisos y galerías, adornados de balaustres de madera. A un lado se encuentra el Ayuntamiento de balcón voladizo sobe ménsulas de madera, al otro la Casa grande de la Hospedería, con un patio de carros al que se abren unas galerías de madera. De sus flancos se originan unos arcos de ladrillos que darán paso a las calles radiales, amplias y rectas de la localidad. Por su disposición se puede adivinar la principal función de este escenario, que no era otra sino la de albergar actividades colectivas y de reunir conjuntos numerosos de gente, ya que esta bellísima plaza es prácticamente un teatro barroco. Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1993.
También destaca de esta localidad ciudadrealeña, su iglesia, la Iglesia Parroquial del Santísimo Cristo de San Carlos del Valle, un monumento barroco edificado entre 1613 y 1729. De ella sobresalen sus cuatro torres, cada una con un chapitel madrileño típico y una cúpula central de más de 28 metros de altura en su interior; adornada a su vez por una flecha chapitel que alcanza los 47 metros de altitud desde el suelo.
Existe una vieja leyenda en el pueblo, que cuenta la historia de un peregrino que pidió asilo a la Iglesia y como pago por él, pintó una imagen de un Cristo, el peregrino se marchó sin decir nada, dejando allí su pintura como obsequio y desde entonces cuentan que aquella imagen no ha parado de realizar milagros.
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