La Hermandad de la Buena Muerte de Alcázar de San Juan celebra su XXV aniversario

El alcalde de Alcázar de San Juan, Diego Ortega, asistió este domingo a la solemne función celebrada en la Iglesia de San Francisco con motivo del XXV aniversario de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, que tiene su sede en dicho templo.

El alcalde acompañó en este acto a los miembros de la hermandad, encabezados por su hermana mayor, Dionisia Hernández, así como a la presidenta de la Asociación de Cofradías de Alcázar de San Juan, Antonia Julia Cortés, y cofrades de otras hermandades de la ciudad.

Diego Ortega felicitó a la Hermandad de la Buena Muerte por estos 25 años de vida en los que no sólo han dado testimonio de fe y devoción en torno a sus titulares, el Cristo de la Buena Muerte, la Virgen de la Concepción y la Santa Vera Cruz, sino que además han contribuido a engrandecer la Semana Santa de Alcázar de San Juan con su salida procesional, que tiene lugar en la noche del Martes Santo.

El Coro de San Francisco se encargó de acompañar con sus cánticos la celebración, que fue oficiada por el padre Luis Andrés Fraile. Finalizada la función, autoridades y cofrades pudieron degustar un aperitivo en uno de los salones del convento franciscano.

Por la tarde, a partir de las seis, se celebró una salida extraordinaria del Cristo de la Buena Muerte, que fue llevado en andas realizando un recorrido similar al que originariamente tenía la hermandad, cuando salía rezando el vía crucis y visitando las diferentes ermitas donde hay imágenes de Cristo crucificado por las calles de Alcázar.

La concejal de Juventud y Educación, Laura Alaminos, representó a la Corporación Municipal en esta procesión extraordinaria en la que acompañó al padre superior de los franciscanos de Alcázar de San Juan, Luis Pérez Simón, y a la hermana mayor de la cofradía.

El Santísimo Cristo de la Buena Muerte, obra del imaginero sevillano José Manuel Bonilla Cornejo que sustituyó a la imagen original, que se conserva en la sacristía del templo, fue llevado en andas y sin acompañamiento musical por las calles de este itinerario extraordinario, durante el que se cantaron algunas piezas cuando el crucificado estaba ante las ermitas del Cristo de Zalamea y del Cristo de Villajos. Además, a la salida le cantó una tuna desde el mismo atrio del templo.

La entrada tuvo lugar a las ocho y media de la tarde y, una vez dentro del templo franciscano, los hermanos volvieron a colocar al Cristo en su altar, a los pies de la nave del Evangelio, entre las imágenes de San Pancracio y San Pedro, poniendo así el punto final a esta salida extraordinaria.

El próximo 30 de mayo tendrá lugar un vía lucis con la imagen de María Santísima de la Concepción, que estrenará para la ocasión una saya burdeos con bordados en oro, diseñada y regalada a la hermandad por Pedro Huertas.