Los peritos han acreditado que los restos de semen analizados pertenecen al acusado de violar a su expareja en febrero de 2016 en Ciudad Real, durante la segunda sesión de un juicio que ha quedado visto para sentencia en la Audiencia Provincial.
Unos restos que fueron recogidos del cuerpo de la denunciante y que también se han encontrado en algunos de los objetos aportados como pruebas.
Además, han encontrado el ADN de la mujer en la camisa que según su testimonio fue usada por el acusado para taparle la boca, así como restos de sangre. Finalmente han certificado que la mujer presenta secuelas de un cuadro de estrés postraumático como el sufren las víctimas de una agresión sexual, y han acreditado la violencia en el análisis de las lesiones presentadas por ambos.
Por lo demás, el acusado no ha querido hacer uso de la última palabra al terminar la vista y Ministerio Fiscal, acusación particular y defensa se han reiterado en sus peticiones. El fiscal, considera que hay una "pluralidad de datos periféricos que corroboran la versión de la víctima", por lo que queda probado que se trata de una agresión sexual con penetración vaginal y solicita la máxima pena, que son 12 años.
A esto ha añadido un total de quince años de alejamiento y continúa con la petición 750 euros de indemnización para la víctima por las heridas que le causó, así como 10 años participando en programas de educación sexual.
La acusación particular, por su parte, ha incidido en que le parece "intolerante que se haya criminalizado y tachado de casquivana" a la mujer por su comportamiento en la discoteca, "cosa que ha quedado probada que no fue así".
Por su parte, la defensa ha insistido en la absolución del acusado basándose en que "existen elementos de duda que no hacen creíble el testimonio de la víctima" y "ante la duda la versión que debe primar es la del Derecho", tras lo que ha hecho referencia al artículo 20 de la Constitución.
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