Cada día entiendo mejor a todos aquellos que deciden que jamás pensaron que el periodismo deportivo acabaría estando intoxicado. Hace unos años, pensábamos que esto solo sucedía en Cataluña y con algún periodista madrileño, por eso de la eterna rivalidad Madrid-Barcelona, pero hoy por hoy, lo cierto es que uno acaba harto, hasta la saciedad de ver forofismos en diferentes programas televisivos o radiofónicos, con periodistas enarbolando banderas de diferentes clubes o erigiéndose directamente como portavoces de los mismos.
Fíjense, yo pensé que eso solo era cosa de capitales, de periodistas a nivel nacional, pero no, resulta que algunos, se han dejado contagiar por este virus tan absorbente, que parece dejar sin cerebro a quienes por desgracia acaban contagiados. Por suerte son muy pocos, la mayoría están vacunados y se limitan a hacer lo que debe hacer un periodista, INFORMAR, esa debería ser su única labor, informar de lo que sucede, no opinar y ponerse de un lado o de otro cuando se escribe por ejemplo una crónica deportiva (en ningún caso hablamos de los artículos de opinión, que para eso están), y ni que decir tiene que dejaremos por hoy a un lado la crónica política, porque eso merece un capítulo aparte.
Muchas veces, no somos conscientes cuando escribimos crónicas, de que hay mucha gente que sigue y valora nuestros textos, y por ello, debemos aceptar esa gran responsabilidad y comportarnos en consecuencia, porque muchos de estos suelen actuar por lo que escuchan o leen, y ven en todo lo que informamos, una verdad absoluta. Y eso es peligroso…
Leyendo algunos artículos de compañeros independientes que se dedican a cubrir a los equipos de sus localidades, algunas veces la verdad es que dan ganas de pedirles que lean cuatro o cinco veces lo que han escrito. Auténticas burradas sobre el árbitro, sobre el entrenador contrario y porqué no decirlo, sobre su propio equipo.
El año pasado, viví de cerca un episodio dantesco. Omitiré los dos clubes y el deporte al que hace mención la anécdota. A la hora de celebrarse la rueda de prensa, el periodista que venía de la población cuyo equipo era el visitante en este encuentro, una vez finalizado el mismo, se dirigió de mala manera a los periodistas locales diciéndoles que “estaréis contentos con el robo que ha hecho el árbitro”, a lo que estos no contestaron por educación, no entendiendo la actitud de este “Forofodista”. No contento con esto, prosiguió con un incidente ante las declaraciones de los entrenadores, llegando a discutir por cuestiones de turno de comparecencia con uno de los periodistas locales de manera poco adecuada. Pues ahí no quedó la cosa, decidió contar por escrito y en radio una versión aún más delirante que la contada en estas líneas, pero claro está, colocándose como víctima el que sin duda había sido el inductor del problema, y dejando entrever a sus lectores que había sido agredido al término del partido...
Cuando uno ve esto, se pregunta si de verdad cada uno conocemos el rol que nos toca desempeñar en nuestra vida diaria. Si no lo sabemos, mejor nos echamos a un lado y que los que sí lo saben, tiren del carro, porque ellos sí están capacitados para ello.
Muchos de ustedes se preguntarán que si yo estoy libre de todas estas afirmaciones, yo mismo hace tiempo cometí ese mismo error, el de actuar como un “forofodista”, por ello se de lo que hablo. Tuve la suerte de tener un amigo periodista a mi lado que me dijo que ese no era el camino y me marcó las pautas para cambiar esa actitud… Gracias Emilio.
Alguien me dijo cuando era pequeño que “la ilusión y la alegría de un niño nunca se le debe quitar bajo ningún concepto”, solo espero que les permitamos seguir soñando… Recordad que en esta vida, en algún momento “todos acabamos arrastrando…”. He dicho.
Jesús Flores. (El Rey del Arrastre)
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