Carlos Vázquez. Tan cerca tan lejos

Carlos Vázquez. Tan cerca tan lejos
Lucía Ballesteros Ruiz
Lunes, 05/05/2014 | Ciudad Real | Portada, Sociedad, Cultura

A veces aquellos a los que tenemos más cerca los vemos más lejanos y hasta los relegamos al olvido. Tal es el caso del pintor manchego Carlos Vázquez Úbeda.

Nacido en Ciudad Real, el 31 de diciembre de 1869,  en el número 7 de la calle Cuchillería, dedicada a Carlos Vázquez. De padre carlista y notario no existía la posibilidad que el hijo se inclinara hacia los pinceles. Ya se sabe que en este noble arte de la pintura o eres un genio o te mueres de hambre. Su padre pensó que puesto que le gustaba el dibujo lo mejor sería que estudiara arquitectura; pero la vocación es la vocación y, además, cuenta con la ayuda de su madre, su primera profesora de dibujo.

Vencida la resistencia paterna en 1886 se matricula en la Escuela Especial de Puntura de Madrid, con Carlos Haes como profesor.  Viaja a valencia, Sevilla y Galicia. La Diputación Provincial de Ciudad Real le asigna una pensión para que pueda viajar por Francia e Italia. Se afinca en Paris y trabaja junto con León Bonnat.

En 1892 es premiado con una medalla  por su obra Recuerdos de Amor en la Exposición Nacional de Bellas Artes y en 1893  obtiene un premio en la Exposición de Bellas Artes de Rouen por Idilio de pobres. Además expone en el Salón de Artistas Franceses La fille prodigue.

Presenta en el Salón de París, en 1895, su obra Velásquez pintando estudios para la fragua de Vulcano. Al año siguiente, se une por espacio de mes y medio al famoso ilustrador Daniel Urrabieta Vierge  y visitan las tierras manchegas para su posterior edición del Quijote.

Vuelve a exponer en  Salón de París, esta vez con dos obras: El mes de María y retrato de Daniel Vierge. Sigue exponiendo en este mismo Salón y ahora lo hace con La Anunciación y La Bendición de la comida, obra que consiguió una primera medalla en la Exposición de Bellas Artes de Barcelona y que fue comprada por el Museo de Arte Moderno.

Viaja a Venecia para cumplir varios encargos, entre ellos los retratos de Don Carlos de Borbón, su esposa Berta y su hijo Jaime, el propio Don Carlos le asigna el puesto de pintor de cámara.

Ya en 1989, Carlos Vázquez se afinca en Barcelona y sigue presentando su obra en el Salón de París, en 1900, lo hace con el cuadro titulado La recolección de higos chumbos.

Visita asiduamente la cervecería modernista “Els Quatre Gats” junto con Ramón Casas, Santiago Rusiñol y Pablo Ruíz Picasso.

De sus pinceles sale la portada de una de la  revistas del mismo nombre, con el dibujo Perico de los Palotes.

Comienza a cooperar con Blanco y Negro, Pel & Ploma, La Ilustración Artística, La Esfera, prosigue con su actividad pictórica y, además, compone carteles. Viajando, también, al Valle de Ansó, a Extremadura, Ávila,  Salamanca …..
En 1901 se casa con Matilde Garriga Coronas, su padrino de bodas será su gran amigo Joaquín Sorolla; como regalo de bodas le ofrece un retrato que en la actualidad se encuentra depositado en el Museo Provincial de Ciudad Real. Pinta el Retrato de su esposa, y éste es adquirido por el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona.
Regresa, de nuevo, al Salón de París con su obra De excursión. En 1903  presenta su primera Exposición en solitario en la Sala Parés de Barcelona.

En 1904 exhibe, en el Salón de París, Libéranos Domine,  lleva a cabo el cartel anunciador de la Sala Parés Aparador de la Sala Parés, como modelos le sirven su esposa y la hija de su gran amigo Perico Ribera. Vuelve a exponer en dicha sala con gran éxito.

El Museo de Méjico, consigue hacerse con su obra Boda en Ansó, expuesta en el Salón de París en 1905.
Por su obra titulada Mozos de Escuadra, en 1906, se le otorga la condición de Caballero de la Orden de Alfonso XII. Este lienzo pasará a formar parte del Museo de Luxemburgo en París. Ese mismo año es nombrado Hijo Predilecto por el Ayuntamiento de Ciudad Real, expone en la V Exposición Internacional de Bellas Artes en Barcelona, participando con sus obras mont Blanc desde Chamonix y De pura raza; y en Alemania su cuadro Boda en el valle de Ansó.
Regresa al Salón de París con la obra La suegra y es adquirida por Mr Hearst de New York . En Buenos Aires se hace con la primera medalla gracias a su obra Vengaza.

En 1910 expone en París El torero herido y consigue la primera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid. Al mismo tiempo es nombrado miembro del jurado calificador de la Exposición Universal de Bruselas.

Toma parte en las Exposiciones de Berlín y Barcelona; y el Emperador de Alemania le otorga la más alta condecoración del Imperio el Águila Roja.
Su obra Luna de Miel en el valle de Ansó, se alza con la Medalla de Oro en Salón de París y es adquirida por Mr. Huntington para su Hispanic Society de Nueva Cork

Nombrado miembro de la Hispanic Society de Nueva York y Presidente del Círculo Artístico de Barcelona. A partir de 1905 deja de participar en las Exposiciones internacionales.

Pinta en 1926 el retrato de Alfonso XIII en la sala Gasparini del Palacio Real , cuyo destinatario será el Real Círculo Artístico de Barcelona. Se pone manos a la obra para pintar los Dioramas del Quijote con motivo de la Exposición Universal de Barcelona de 1929.

Realiza , en el año 1928, una Exposición individual en el Museo Nacional de Arte Moderno de Madrid, pinta el Compromiso de Caspe para el Salón de Sant Jordi den la Generalitat de Catalunya, es  nombrado Delegado de la Asociación de Pintores y Escultores de Barcelona ,  Caballero de la Legión de Honor y  Profesor de Composición Decorativa de la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona. Expone en Caracas y pinta, además, el retatro El Relicario de Raquel Meller.

Al comienzo de  la Guerra Civil, su estudio es saqueado, dando lugar a la pérdida de importantes documentos y obras.
Sale de España dirección Marsella. Durante esta etapa de su paleta nacen innumerables obras,  que son adquiridas en París y en Oslo (Noruega), donde realiza una Exposición con gran éxito. De regreso a España, en 1938, se establece en San Sebastián para marchar a Sevilla donde seguirá con su gran actividad artística.
Su vuelta definitiva a nuestro país se produce en 1939 y se afinca en Barcelona.
Desde 1940 hasta el 31 de Agosto de 1944, fecha en la que fallece, Carlos Vázquez
pinta  el ábside de la capilla de su clínica oftalmológica de Barcelona del Doctor Barraquer, expone en la Sala Gaspar,  participa en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Barcelona, expone en el Salón Delsa de Bilbao y en su Estudio de la Rambla Cataluña, es nombrado Académico de la Real de Bellas Artes de San Fernando, lleva a cabo una exposición Homenaje en las Salas Fayans y presenta su obra el cristo de Lepanto y  Don Juan de Austria.

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